El asesino en serie más conocido de la Comunidad Valenciana, Joaquín Ferrándiz Ventura, conocido como “el asesino de Castellón” por asesinar a cinco mujeres, entre ellas la profesora Sonia Rubio, entre 1995 y 1996 y que fuera detenido gracias a la ayuda del perfil psicológico que realizó el criminólogo y profesor universitario Vicente Garrido, saldrá en libertad el próximo julio de 2023, pero, de momento, va a disfrutar de sus primeros permisos penitenciarios.
AdC (22/11/2022).- Ferrándiz ha salido ya de la institución penitenciaria donde cumple condena, en Herrera de la Mancha (Ciudad Real) -la misma que alojó también a Miguel Ricart- y disfruta de dos permisos penitenciarios bajo la tutela del párroco de la prisión. El primero de los permisos ya lo disfrutó el reo, pudiendo pasar 4 días, mientras que el actual y los siguientes que se le concedan pueden extenserse hasta 6 días.
Durante esos permisos, Ferrándiz se alojará en un inmueble de la comunidad trinitaria de Valdepeñas, a 47 kilómetros del centro penitenciario gracias a la mediación del párroco de Herrera de la Mancha y de una asociación. Lo hace por mediación del sacerdote de Herrera la Mancha y en una asociación que favorece la reinserción de los presos.
Mientras permanezca en la institución, a Ferrándiz se le marcará una hora límite de llegada y tiene que cumplir con la prohibición de consumir alcohol o drogas.
En la actualidad, Ferrándiz desempeña funciones de bedel en el centro penitenciario donde cumple condena y tiene fama de ser un hombre inteligente, educado y con un excelente comportamiento.
Ferrándiz terminará de cumplir en julio de 2023 su condena de 25 años, que habrá cumplido íntegramente, por el asesinato de cinco mujeres de Castellón: Sonia Rubio, Natalia Archelós, Mercedes Vélez, Francisca Salas y Amelia Sandra García, a quienes estranguló y abandonó luego su cuerpo en distintos parajes rurales de la provincia. Todas sus víctimas tenían un perfil parecido, eran jóvenes extrovertidas, de complexión y estatura medianas y en torno a los 25 años de edad.
Ferrándiz fue capturado gracias a la vinculación del caso de Sonia Rubio con otra de las víctimas, Amelia Sandra García, que como la primera desapareció tras salir de una discoteca entrada la madrugada y cuyo cuerpo fue encontrado en una balsa de la cercana localidad de Oropesa. Previamente, Ferrándiz había matado a otras tres mujeres, en este caso a tres prostitutas, cuyos cadáveres también fueron hallados escalonadamente.
La policía consiguió detenerlo después de una primera detención errónea -un camionero llamado Claudio Alba, durante cuya estancia en prisión Ferrándiz no actuó- y tras dos intentos fallidos de repetir su crimen: el primero en febrero de 1998 -cuando pinchó las ruedas del vehículo de una joven para ofrecerse a llevarla, pero no lo logró- y otra vez más en verano de ese año, cuando su víctima logró zafarse y la policía logró reunir las pruebas definitivas contra él.
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