Piquerismo


Se ha dicho que Chikatilo padecía de “piquerismo”. Se trata de una parafilia consistente en obtener placer al lacerar la piel mediante algún objeto cortante. El piquerismo suele practicarse con animales, pero también hay casos de piquerismo con humanos.
El piquerismo se ha dado en asesinos muy conocidos como Jack el Destripador, Albert Fish, en este caso acompañado de sadismo, masoquismo, canibalismo y otro buen número de trastornos) o el propio Andrei Chikatilo. El piquerismo ha estado presente incluso en el arte, en un cuadro de Fridha Kalho.


Se sabe muy poco sobe el piquerismo. Nos dice el Dr. Mark D. Griffith (“Life on a knife Edge. A brief look at piquerism”, en Psycology Today), que no hay ningún estudio sobre su prevalencia o etiología. No obstante, el perfilador del FBI Mark Safarik, en un artículo sobre este tema escrito para la Revista de la Policía Federal Argentina, asegura que es una de las parafilias con menos prevalencia. El nombre deriva del francés “piquer” (“picar” o “pinchar”) y suele asociarse a la muerte por placer.
La interpretación que da Safarik es la de una variación del sadomasoquismo. Con frecuencia, los ataques se localizan en zonas concretas del cuerpo. Puede existir una confusión entre el cuerpo y la persona, asegura el perfilador del FBI, que también nos informa que el tipo de arma empleada nos habla de un estilo de vida y de conocimientos previos (como en el caso de Jack el Destripador, que manejaba un arma de dimensiones de un cuchillo de carnicero o un bisturí de guerra, lo cual implicaba unos conocimientos militares, médicos o de matarife previos).
La interpretación psicoanalítica, por otro lado, nos habla de un trauma vivido en la infancia con motivo de golpes o palizas dadas por los padres o tutores. Cuando eran castigados, estos niños asociaban la atención paterna, relacionada con el principio del placer y, por tanto, valorada positivamente, con el golpe o el corte propiciado. Por ejemplo, el niño díscolo que busca el afecto de su padre y sólo logra su atención cuando el padre le golpea los glúteos, hasta sangrar, con un cinturón para castigarle por sus travesuras. El niño ha logrado captar la atención del padre, “ser alguien para su padre”, pero, al mismo tiempo, la reacción de éste es de castigo, agresiva y violenta. En el caso de Chikatilo, quedó gravemente marcado por las historias que le contaba su madre sobre su hermano. Tal vez por ello, junto a su piquerismo, se dio también la extracción de los ojos de las víctimas, que algunas versiones dicen que se los comía. La extracción de los ojos obedece, no obstante, tal vez en concomitancia con este motivo, a una falsa creencia alimentada por la literatura de ficción.

Sea como fuere, el piquerismo implica una relación anormal con la sexualidad. El sujeto no puede disfrutar de relaciones sexuales normales y busca herir o pinchar el cuerpo de su pareja para obtener placer. De otra manera, no hay excitación. Los piqueristas son parafílicos, con un punto de sadismo pero, al contrario de lo que sucede con éstos, no buscan prolongar durante largos periodos el sufrimiento de la víctima porque no es el sufrimiento en sí lo que les excita, sino el hecho de lacerar la carne.