El Delito como desviación (Parte I)

Por Antonio García Sancho

Dentro de las teorías que intentan explicar la etiología del delito, encontramos algunos intentos que pretenden sustituir el concepto de delito por el de desviación, según nos advierten Garrido, Stangeland y Redondo (Principios de Criminología, Valencia, 2001). La discusión se inspira, especialmente, en la perspectiva de Becker, que ha sido llamada Teoría del Etiquetamiento, pero tiene diferentes ramificaciones. Antes de pasar al estudio de cualquiera de ellas, sin embargo, es necesario conocer que en el origen del concepto de desviación – y por mucho que haya sido analizada por diferentes disciplinas como la filosofía, el derecho, la biología o la medicina- está la sociología y, mucho más concretamente, los estudios de R.K. Merton que utilizó este concepto para intentar explicar cómo y por qué se incumplen las normas sociales.
 Así, Merton definió desviación como la “conducta que viola normas y expectativas de cualquier sistema social o modo de dominación y ante la cual éste reacciona con un sistema de control específico”. Rodríguez y Paíno plantea la desviación como una consecuencia de la marginación, que propiciaría, a su vez, la inadaptación social.
Por su parte, Howard Saul Becker, heredero de la Escuela de Chicago y del Interaccionismo Simbólico, desarrolló sus trabajos en torno a la desviación entre otros temas, como la educación, las profesiones, el arte y la metodología de la escritura en las ciencias sociales. Es, en torno a su teoría del “labbeling approach” o etiquetamiento, sobre la que gira en mayor medida este debate de la concepción del delito como desviación. Sin embargo, como hemos dicho no es la única aproximación al tema.
Con este planteamiento, vamos a analizar, primero, el concepto de definición más simple. Después, veremos las diferentes teorías de forma breve, con mayor detenimiento en la teoría de Merton sobre la tensión debida a la anomia, que es el origen de todo el debate sobre la desviación en relación con la criminología. Además de Merton, relacionaremos, más sucintamente, la Teoría General de la Tensión de Agnew, la Teoría del Control Social, la Teoría del Aprendizaje Social y la Teoría del Etiquetamiento de Becker. Terminaremos con la mención de los tres tipos de desviación negativa.



Definición de Desviación
Así, Garrido, Stangeland y Redondo, mencionan como el concepto más simple de desviación la de “desviación estadística”, que sería aquella que se aparta del promedio estadístico. Aquí no se entra en cómo deberían comportarse las personas sino en cómo lo hacen efectivamente, de modo común y habitual. Se deja de lado la naturaleza de la desviación, ya que también las personas consideradas como excepcionales o extremadamente modélicas se desvían de esa media, aunque sea en sentido positivo. La desviación puede verse, también, como enfermedad, pero no existe un criterio unificado sobre lo que sea una conducta “socialmente sana” al mismo nivel que se asume la salud física.

La desviación puede entenderse también en sentido funcionalista. Así, el desviado sería el “disfuncional”. El delito sería, entonces, concebido como un proceso desestabilizante. También aquí puede aducirse falta de criterio unificado sobre lo que sea disfuncional. De hecho, para la estabilidad de una sociedad, puede ser positiva determinada conducta que, para otra, no lo es. Más aún: este tema puede entroncar con el control del poder como configurador de las sociedades. Así, lo que es o no “funcional” puede ser entendido según los intereses de la clase, el partido o el grupo que ocupa el poder en tal o cual momento.
Robert K. Merton By Source, Fair use,
https://en.wikipedia.org/w/index.php?curid=24664417
Al respecto de ello, Merton ha sido especialmente influyente en la generación de teorías de la desviación. Este autor tomó el análisis que los antropólogos Radcliffe-Brown o Malinowski elaboraran tomando como modelo las sociedades primitivas, adaptando el las tesis a las sociedades industrializadas y distinguiendo entre funciones manifiestas y latentes:

Manifiestas: Las que los participantes de un tipo específico de actividad social conocen y tienen intención de realizar. Por ejemplo: los indios Hopi participan voluntariamente y con agrado en la danza de la lluvia tradicional de su cultura.
Latentes: La consecuencia de las acciones de las que los participantes no son conscientes. Por ejemplo, la danza de la lluvia Hopi facilitan la cohesión social.

Merton afirma que los antropólogos que toma como modelo, podían concentrarse en identificar las funciones porque trataban con sociedades más cohesionadas. En las sociedades industriales, por el contrario, la tendencia es a la desintegración. Por ello, se generan situaciones que suponen amenazas para la cohesión social. Son rasgos “disfuncionales”. Así, la religión puede ser funcional, pero también, si se unen dos grupos con diferentes religiones, pueden provocar conflicto.
Por otro lado, los factores que intervienen en la desviación social de los individuos son múltiples y comienzan a actuar desde la infancia de la persona que acusa la desviación. Así, Andrés Eduardo Gudiño Tello, en su tesis previa a la obtención del título de Psicólogo (Universidad Politécnica Salesiana Sede Quito, marzo, 2011, p. 33) cita los siguientes como factores primarios:

Tipo de familia: nuclear o patriarcal.

Asunción de roles por los padres: autoritario, afectivo.
Nivel económico y estatus de la familia.
Familia perturbada: divorcio o conflictos entre los padres.
Defectos en la educación o en el trato del niño
Posición del niño dentro del número de hermanos
Colegio. Va a completar y reafirmar el proceso de adquisición de normas y valores sociales, ya iniciado en la familia.

Con el paso del tiempo, se van sumando otros factores a los primarios:


Los medios de comunicación que contribuyen a reflejar el contenido cultural de la sociedad, sus normas y valores. Los Medios de Comunicación tienden a perpetuar los estereotipos que reflejan. Especial incidencia tiene la televisión y, especialmente, en la programación dedicada a los niños, donde muchas veces prima la violencia o la competitividad. También en las películas, en las que en ocasiones ven cómo se premian comportamientos violentos.
Publicidad excesiva de bienes de consumo inalcanzables para muchos, al tiempo que se les presentan como deseables.
Industrialización: trabajo en turnos, a veces lejos del hogar y durante muchas horas, que generan desarraigo familiar.
Urbanismo: barrios marginales, falta de equipamientos deportivos y recreativos, hacinamiento…
Paro o pluriempleo
Alcoholismo y toxicomanías.
Inmigración y emigración
, etc.

                                                     Anomia y tensión
Emile Durkheim
Para establecer su teoría sobre la desviación, Merton parte del significado de “anomia”, que instituyó Durkheim. Este autor señaló que, en las sociedades modernas, las normas y tradiciones se ven socavadas sin que se vean reemplazadas por otras. Así, existe anomia cuando se carece de unas normas claras que guíen el comportamiento social. Merton sumó, al concepto de Durkheim, la tensión estructural. Es decir, la tensión a la que se ven sometidos los individuos cuando las normas entran en conflicto con la realidad social. Hay tensión entre las aspiraciones de los individuos y lo que logran en realidad, lo que genera frustración. Esta frustración es sentida como fracaso. Los más desfavorecidos sufren una mayor presión que tiende a exigir que se salga de esa situación por los medios que sean, legales o no. En consecuencia, Merton entiende la desviación como una consecuencia de las desigualdades económicas.
Cullen, interpreta que, en realidad, Merton plantea dos teorías basadas en la tensión y la anomia. La primera es la expuesta: la desigualdad social promueve desviación. La segunda es distinta: sostiene Merton, igualmente, que la tensión proviene de dos niveles paralelos de discrepancia entre medios y fines, uno social y otro individual. De esta manera, existen grupos cuyas discrepancias con la norma serían el origen de la anomia que les provoca tensión. En un segundo nivel, hablaríamos de las discrepancias del individuo con la norma, que causaría en él sentimientos de molestia y rebeldía que podrían buscar salidas delincuenciales.
Y es que Merton señala cinco posibles reacciones a la tensión existente entre valores socialmente aceptados y los pocos medios que hay para conseguirlos:

Adaptación:
La reacción propia de los individuos que aceptan tanto los valores aceptados por la sociedad como los medios disponibles para lograrlos, ya triunfen o no en ese empeño. La mayoría de la población se sitúa en este punto y la misma sociedad articula mecanismos sociales adaptadores. Así, se acepta el trabajo y el esfuerzo como único medio de conseguir incrementar el estatus y el nivel económico, se consiga o no.

Innovación
Es la reacción de aquellos que aceptan los valores de la sociedad pero no utilizan los medios comúnmente utilizados para ajustarse a ellos. O, en otras palabras: se aceptan los valores compartidos de la comunidad (mejorar de nivel económico y estatus) pero se rechazan los medios más típicos para conseguirlo, buscando otro (como abrir nuevos negocios más lucrativos). Federico Munné (Psicología Social, Barcelona, Ediciones CEAC, 1980) da dos ejemplos en esta categoría: la mafia y el delito “de cuello blanco”. En ambos casos se persigue el medro económico, que es un valor socialmente considerado, pero los medios para conseguirlo son ilegales.

Ritualismo
Es la reacción de quienes respetan las normas establecidas pero han perdido de vista los valores que les dan base. Así, esta reacción es el de la persona que no admite como norma de vida los valores sociales de mejorar su estatus económico y social, pero participa de las actividades convencionales que encaminan hacia ese propósito. Munné menciona al burócrata como representante de este tipo de inconformismo, ya que se trata de una persona que prefiere no complicarse la vida y renuncia a mayores aspiraciones aunque está inserto en el tejido convencional, por ejemplo, de una gran institución.


Retraimiento
Cuando no se aceptan ni los objetivos comunes de la sociedad en la que se vive (mejorar el estatus…) ni tampoco los medios habituales para lograrlos (trabajo, educación, esfuerzo…) pero el individuo se limita a apartarse de la dinámica social y se automargina. El “sin techo” o el hippie de los setenta, o el conocido como “hobo” en Estados Unidos, son ejemplos de este retraimiento.


Rebelión
Se produce cuando el individuo rechaza en todo o en pare los fines sociales y los medos legítimos para su logro o ambos. Merton especifica que surge cuando “se considera el sistema institucional como una barrera contra laa satisfacción de metas legítimas” Los procesos de rebelión llevan a resultados variopintos como el aislamiento, los intentos reformadores o revolucionarios, los logros sociales y, en lo que compete al individuo, una de las salidas es la delincuencia.

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