Por Carolina López Salas
Si ya hablamos de las precauciones que podemos tomar para evitar ser víctimas dedelitos en Internet, hoy nos centraremos principalmente en éstas últimas, las víctimas, en concreto las de un delito llamado sextorsión en el cuál una persona chantajea a otra con publicar o difundir imágenes suyas de carácter erótico o sexual, habiéndolas conseguido a través de la misma víctima (normalmente cedida o enviada voluntariamente por ella mediante sexting) o de terceros, de forma legal o ilegal. Si es éste tu caso, quédate a leer estas líneas que, espero, te sean de utilidad.
Si ya hablamos de las precauciones que podemos tomar para evitar ser víctimas dedelitos en Internet, hoy nos centraremos principalmente en éstas últimas, las víctimas, en concreto las de un delito llamado sextorsión en el cuál una persona chantajea a otra con publicar o difundir imágenes suyas de carácter erótico o sexual, habiéndolas conseguido a través de la misma víctima (normalmente cedida o enviada voluntariamente por ella mediante sexting) o de terceros, de forma legal o ilegal. Si es éste tu caso, quédate a leer estas líneas que, espero, te sean de utilidad.
Lo
primero que es necesario que comprendas es que cualquier persona puede llegar a
ser víctima de un delito cibernético o telemático, sin importar el sexo, la
edad, la orientación sexual o el nivel socio-económico o cultural de la persona
que lo sufre.
En
segundo lugar, pero no menos importante, no debes olvidar que tú eres la
víctima y que no tienes la culpa de lo que te está pasando, no tienes nada de
lo que avergonzarte. En un momento de tu vida decidiste tomarte una fotografía
o un vídeo de contenido erótico o sexual, haciendo uso de tu completo derecho y
libertad para hacerlo. Quien no tiene ningún derecho a hacerte daño es esa
persona que te acosa o chantajea y su conducta supone un grave delito.
Es
importante que seas lo suficientemente fuerte como para hacerte responsable de
la decisión que tomaste de confiar en la persona equivocada, una decisión que
ya no puedes cambiar, pero también debes procurar no focalizarte en la culpa, pues
todos podemos cometer el error de juzgar mal a una persona que después nos
traiciona. Una imagen tuya no puede cambiar la persona que eres y no será lo
que marque tu vida, porque no lo vas a permitir.
Cuando un amigo cuelga en Internet una imagen nuestra que no nos gusta, no debemos tener miedo a la reacción del amigo que las ha colgado si le pedimos amablemente que la retire o, al no conseguir que lo haga, la reportamos. Sin embargo, ante este tipo de delitos cibernéticos, no basta con pedirlo amablemente o ponerse en contacto con los administradores de la página web, foro, red social o servicios donde estén publicados los contenidos, pues no se trata de imágenes tuyas que simplemente no te agradan o no deseas que se hagan públicas sino que, por su carácter sexual, son imágenes privadas cuya publicación y difusión sin tu consentimiento vulnera tu intimidad incurriendo en un delito, especialmente si eres menor de edad. Si la persona que posee las imágenes no las publica, sino que te está chantajeando para que lleves a cabo algún tipo de conducta (enviar más imágenes sexuales, mantener relaciones sexuales, pagar una cantidad de dinero, etc.) a cambio de no hacerlo, esta persona incurre en un delito de sextorsión.
Cuando un amigo cuelga en Internet una imagen nuestra que no nos gusta, no debemos tener miedo a la reacción del amigo que las ha colgado si le pedimos amablemente que la retire o, al no conseguir que lo haga, la reportamos. Sin embargo, ante este tipo de delitos cibernéticos, no basta con pedirlo amablemente o ponerse en contacto con los administradores de la página web, foro, red social o servicios donde estén publicados los contenidos, pues no se trata de imágenes tuyas que simplemente no te agradan o no deseas que se hagan públicas sino que, por su carácter sexual, son imágenes privadas cuya publicación y difusión sin tu consentimiento vulnera tu intimidad incurriendo en un delito, especialmente si eres menor de edad. Si la persona que posee las imágenes no las publica, sino que te está chantajeando para que lleves a cabo algún tipo de conducta (enviar más imágenes sexuales, mantener relaciones sexuales, pagar una cantidad de dinero, etc.) a cambio de no hacerlo, esta persona incurre en un delito de sextorsión.
Así, no
es suficiente con formatear el PC y desaparecer de las redes o tratar de negar
lo que está ocurriendo, debes actuar para ponerle fin, partiendo de la
necesaria denuncia a las autoridades.
Aunque
ahora mismo sientes que nadie puede ayudarte, que esto no puede arreglarse,
tienes la posibilidad de llevar a cabo ciertas conductas que posibiliten la
finalización de este ataque a tu persona y la persecución del culpable:
1. Pide
ayuda. Es probable que ahora mismo te sientas confuso/a y asustado/a,
que sientas una gran ansiedad o estrés emocional, pues no es una situación
fácil. Seguramente tienes miedo a contárselo a alguien, porque sientes
vergüenza y piensas que quizás va a juzgarte pero, vuelvo a repetir, tú no eres
culpable de nada de lo que está pasando y las personas que te quieren estarán
encantadas de poder ayudarte a poner fin a esta terrible situación. Si eres
menor, la mejor opción es confiar en tus padres o tutores o, en su defecto, en
otra persona adulta de confianza.
2. Si te es
posible, asegúrate de que tu acosador realmente tiene el material con el que te
amenaza y las posibilidades reales de que ésta se lleve a cabo. En
ocasiones, algunos acosadores afirman tener un material que no poseen,
solamente para probar si pueden engañar a la víctima, chantajeándolas por
dinero o cualquier otra cosa. Es algo que sucede con frecuencia en Internet,
por ejemplo en los falsos secuestros exprés de niños en los que los
delincuentes aprovechan un momento del día en el que la presunta víctima está
incomunicada (por ejemplo en el colegio) para pedir a sus familiares una
cantidad de dinero a cambio de su liberación. Todo es muy rápido (debe serlo,
pues el teatro no dura mucho y la verdad acaba saliendo a la luz), no permiten
que los familiares cuelguen el teléfono y los atemorizan con audios de niños
pidiendo ayuda, sabiendo que en un momento de tanto estrés no notarán que no es
verdaderamente su hijo. Estos delincuentes se valen de la información colgada
en redes sociales para convencer a los padres de que realmente han cogido a ese
niño y no a otro, otro ejemplo de las consecuencias que puede tener el exceso
de información en Internet. Tanto si te aseguras de que tu acosador tiene el
material que afirma como si no, debes denunciarlo a las autoridades, pues en
ambos casos incurre en un grave delito.
3. Si afirma ser un conocido tuyo, trata de confirmar su identidad
Algunos ciberdelincuentes se hacen pasar por otras
personas (por ejemplo, una expareja) para chantajear a sus víctimas, de forma
que todo sea más creíble. Si este es tu caso y te es posible, trata de asegurar
la identidad de tu acosador pero sin lesionar los derechos de dicha persona. La
mejor opción es preguntarle directamente si es quien está chantajeándote. Tanto
si tu acosador es la persona que dice ser como si no lo es o no lo sabes, acude
siempre a las autoridades.
4. No cedas
al chantaje. Quizás pienses en acceder a sus peticiones
para que todo termine, pero lo más probable es que eso solamente dé al acosador
una mayor seguridad sobre sí mismo, y seguirá pidiéndote favores sexuales o de
otro tipo, confiado en la seguridad de que harás lo que pida por miedo a la
publicación de las fotografías y/o vídeos que tiene sobre ti. No confíes en la
palabra de alguien que te está chantajeando de esta forma, esta cesión por tu
parte no hará sino proporcionar al acosador nuevo material con el que seguir
chantajeándote. Además, aunque parezca que tu situación no puede empeorar,
acceder a los favores sexuales de tu acosador podría tener unas consecuencias
muy negativas para tu salud física y psicológica, que en algunos casos podrían
ser muy difíciles de superar.
5. No des
información adicional. Cualquier
dato o información sobre tu persona (número de teléfono, dirección, nombre de
tu centro de estudios, nombre de tus padres, etc.) puede ser usado por la
persona que te está acosando para hacerte más daño. Por ejemplo, si le cuentas
donde estudias podría sumar a sus amenazas la de publicar las imágenes en dicho
centro.
6. Guarda
las pruebas. Guarda todas las pruebas que tengas del acoso:
mensajes de texto, vídeos, capturas de pantalla si tu acosador se desnuda o te
amenaza mostrando armas o con alguna otra conducta verbal o no verbal ante la
cámara web, etc., y anota el día y la hora de dichos mensajes o imágenes para
poder dárselo a las autoridades. Anota también cualquier dato que tengas de tu
acosador (sobre todo si es desconocido), como el nombre de usuario o cualquier
dato que hayas podido obtener del perfil o la información que haya colgado en
Internet.
7.
No
respondas a las provocaciones: ignora y bloquea. Si
alguien te está acosando o chantajeando a través de las redes sociales,
teléfono móvil o correo electrónico, o mediante algún otro medio telemático,
mantén la calma, ignora sus provocaciones y bloquéalo. Si enfrentas a tu
acosador, no conseguirás solucionar el problema y podría empeorar, pues desconocemos
el motivo por el que esa persona te está acosando y cómo podría reaccionar ante
tu confrontación. Lo ideal es acudir directamente a las autoridades, ahí
encontrarás a profesionales que saben lo que se debe hacer en estas
situaciones, cuáles son los pasos a dar.
8. Sigue
las indicaciones de las autoridades SIEMPRE. Cada caso es
diferente y la manera de abordarlo también. Habrás escuchado que hay ocasiones
en las que puede ser recomendable seguir la corriente al acosador para tratar
de identificarle. Sin embargo, lo recomendable es acudir directamente a la
policía y seguir sus instrucciones, sin intentar hace nada por nuestra cuenta, pues,
aunque parezca muy fácil en las películas y en las series de televisión, la
actuación criminológica requiere de la formación adecuada para poder manejar
este tipo de situaciones.
9. Formula
una denuncia. A
pesar de la dificultad por el anonimato que caracteriza a estos delitos, las
autoridades cuentan con departamentos especiales que se encargan de perseguirlos,
siguiendo el rastro que los acosadores dejan a través de cookies, dirección IP
u otros mecanismos. La ley persigue con dureza este tipo de delitos,
especialmente si eres menor de edad, por lo que la más importante de estas
recomendaciones es que pongas el caso en conocimiento de las Fuerzas y Cuerpos
de Seguridad del Estado. No importa si tu acosador sigue molestándote o si ha
cesado, lo que ha hecho sigue siendo un delito y tienes que denunciarlo. Relata
los hechos con sinceridad y sin omitir ningún detalle, podría ser importante.
10. Acude en
persona a comisaría o solicita ayuda mediante ordenadores o teléfonos públicos. Si sospechas que alguien está utilizando un programa
spyware para hacer un seguimiento de tus actividades diarias, no uses tus
dispositivos electrónicos con acceso a Internet para realizar la denuncia, pues
el acosador podría conocer tus intenciones y actuar en consecuencia, por
ejemplo tratando de borrar las posibles pruebas del delito.
11. Busca
asesoramiento legal. Si tu acosador es identificado, asesórate con
un abogado de los pasos legales que debes dar a continuación, apoyándote
siempre en tus padres o tutores.
12. No hagas presunciones. Si desconoces la identidad de tu acosador, trata de
mantener la calma y no obsesionarte, pues las circunstancias podrían llevarte erróneamente
a pensar que una persona está implicada cuando no es así. Equivocarte en tu
juicio y actuar en base a él, podría agravar el problema y crearte otros nuevos. No
trates de hacer nada por tu cuenta, deja las labores de investigación a las
autoridades y ponlas en conocimiento de cualquier información nueva que tengas
sobre la posible identidad del autor de los hechos.
13. Aléjate,
en la medida de lo posible, de aquellos espacios que te generan gran malestar. Dependiendo del caso, las autoridades
podrían recomendarte mantenerte al margen de algunos espacios digitales mientras
dura la investigación. Además de eso es posible
que, con todo lo que ha pasado y también dependiendo de las circunstancias de
tu caso, sientas ansiedad al acceder a algunos de esos espacios de Internet en
los que te has visto públicamente expuesto/a, especialmente si todavía existe
información sobre tu persona. No te obsesiones volviendo a ver el
contenido revelado o entrando a leer o releer los comentarios que otras
personas hacen del mismo, pues sólo te generará un mayor malestar. Dependiendo
del caso, podría ser recomendable incluso que te alejes por un tiempo de
aquellos espacios donde tu información ha sido publicada o han amenazado con
publicarlas, si estos espacios generan en ti una gran ansiedad o malestar que
te impide desenvolverte en ellos con normalidad.
Si el acoso es vía teléfono móvil, podrás plantearte
cambiar de número de teléfono tras poner la correspondiente denuncia.
Dependerá de ti decidir si te apetece volver a unos
espacios u otros y cuándo pero si, a pesar de transcurrir el tiempo, sientes
que el malestar te impide volver a hacer las actividades que antes te gustaban,
incluidas las relacionadas con Internet, lo recomendable es que acudas a un
profesional de la salud mental para superarlo, pues dejar de hacer aquellas
cosas que nos agradan por miedo a ser victimizados no es una solución, sino una
conducta evitativa que, lejos de ser eficaz, ayuda a mantener este nuevo
problema.
14. Comunícalo
en tu centro escolar. Si una
persona, conocida o desconocida, te está chantajeando o acosando, si imágenes
tuyas comprometedoras han llegado a Internet y/o a tus compañeros de alguna
forma… en cualquier caso será recomendable que lo comuniques en tu centro
escolar, para que puedan protegerte, también ahí, y que no padezcas un
sufrimiento añadido e innecesario. Solicita una reunión privada con la
dirección del centro y pide a tu madre/padre/tutor que te acompañe. Tienes
derecho a acudir a tu centro de estudios, no debes sentir vergüenza por algo de
lo que no eres culpable. Avisa a tu tutor académico si algún compañero te
molesta a causa de lo ocurrido, como harías si fuera por otro motivo. Recuerda
que parte de la labor de tus profesores es, no sólo enseñarte, sino protegerte,
y estarán encantados de ayudarte en lo que puedan.
15. Apóyate
en tu círculo social de confianza.
Cuando
una persona pasa por momentos difíciles, como tú ahora, lo recomendable es
apoyarse en los amigos, familiares, pareja, y otras personas de tu alrededor en
las que tengas confianza, pues el apoyo social ha resultado ser muy beneficioso
para superar todo tipo de situaciones psicológicas difíciles. Es importante que
no te encierres en tu habitación ni cortes relación con aquellas personas que
te quieren e intentan ayudarte. Aislándote no desaparecerá el problema. Apoyarte
en tus seres queridos no significa que no seas valiente o independiente,
simplemente eres humano/a.
16. ¿Por qué
estoy tan enfadado/a? En estos momentos también es posible que estás
más irascible y te cueste más controlar tus emociones. A veces te enfadas sin
motivo con personas de tu alrededor y/o reaccionas de una forma distinta a como
lo haces normalmente (alzas más la voz, dices cosas de las que luego te
arrepientes, etc.). Lo que te ocurre es que necesitas ayuda para poder regular
las emociones que se han generado en ti a raíz de lo ocurrido. No temas buscar
dicha ayuda y recuerda que, aunque nadie más que tú sabe lo que realmente
sientes, eso no significa que las personas que te rodean no se preocupen por ti,
en ocasiones lo que ocurre es que no saben qué hacer para que te sientas mejor.
Es posible que tus padres o tutores no sepan cómo ayudarte y eso les asuste y
les cree frustración también a ellos, al no saber cuáles son las palabras
adecuadas para hacerte sentir seguro/a.
Aunque no sea su culpa lo que ha pasado, en ocasiones también ellos se
sienten culpables de no haberse dado cuenta antes de lo que ocurría y haberte
podido proteger. Es una especie de círculo vicioso en el que cada uno se culpa
a sí mismo y se preocupa por el hecho de que los demás hagan lo mismo. Lo mejor
es tratar de aceptar, juntos, que a veces estas cosas no se pueden evitar
porque los delincuentes son verdaderos especialistas en asegurarse de ello, y
que son ellos, y sólo ellos, quienes tienen la culpa de los delitos que
cometen. Si piensas que necesitáis ayuda externa, no dudéis en solicitarla, hay
terapias familiares que son muy beneficiosas en estos casos. Entre otras cosas,
os ayudarán a poder comunicaros de una manera más adecuada para que podáis así
comprenderos y apoyaros unos a otros.
17. Desahógate
si lo necesitas. Emociones
como el dolor o la tristeza nos hacen conscientes de que algo anda mal, nos
ponen sobre aviso para que podamos solucionarlo. Así, llorar no tiene porqué
ser algo malo siempre que no se cronifique en el tiempo, simplemente es una acción
que nos ayuda a expresar una emoción. Si tienes ganas de llorar, no tengas
miedo de hacerlo, ya sea solo/a o acompañado/a, pues contener esa necesidad podría provocarte
un mayor malestar. No sientas vergüenza y acepta el apoyo que te ofrezcan tus
seres queridos.
18. Tener
miedo es normal. Cuando hemos sido acosados o chantajeados por
una persona y la denunciamos, es muy normal tener miedo a sus represalias. No
temas parecer frágil o cobarde por sentir miedo, pues hasta el bombero más
valiente del mundo tiene miedo cuando el techo de una casa parece querer
derrumbarse. El miedo es una emoción humana y no es incompatible con la
valentía, valentía que te ha llevado a contar tu problema, a denunciar los
hechos. Eso es ser valiente.
19. Busca
ayuda psicológica. Si desde que ocurrió el incidente, y a pesar de
haber transcurrido el tiempo, notas que tu estado anímico, no sólo no mejora,
sino que está empeorando, podría significar que necesitas ayuda profesional
para superar esta situación. Si tienes pesadillas sobre lo ocurrido, si tus
ganas de llorar no cesan y son constantes, si no tienes ganas de nada (ni de
salir, ni de hacer las actividades que antes te gustaban…), si te cuesta comer
o dormir o lo haces en exceso, si no puedes controlar tu ansiedad o tu ira, si
has tenido más pensamientos negativos de lo normal (sobre los demás o sobre ti
mismo/a), si has pensado en suicidarte… no temas, muchas personas que han
pasado por tu experiencia se han sentido exactamente como tú estás sintiéndote
ahora mismo, y, con la ayuda adecuada, lo han superado como tú también puedes
conseguirlo. Probablemente pienses que eso de ir a un psicólogo es un rollo…
¿una persona que se sienta a escuchar tus problemas, te dice qué hacer con tu
vida y te cobra por ello? Cierto, no suena muy bien, no tenemos buena fama…
pero quizás te sorprenda saber que eso sólo son mitos que no tienen nada que
ver con el trabajo que hacemos en realidad. Un psicólogo no solamente escuchará
tus problemas sino que te ayudará a canalizar las emociones que te producen o generan
malestar y a tomar tus propias decisiones sobre tu vida con el objetivo de
mejorar tu salud mental. Piensa que el psicólogo es algo voluntario y puedes
dejar de ir en el momento que lo desees. Además, si en este momento de tu vida
no eres feliz, ¿no piensas que merece la pena intentarlo? Da una oportunidad a
la psicología, ¿qué puedes perder?
20. Ayuda a
tus amigos con tu experiencia. Aunque
digan que “nadie escarmienta en cabeza de
nadie”, compartir tu experiencia puede ser muy positivo para otras personas
que estén pensando llevar a cabo conductas sexuales arriesgadas porque, como en
tu caso, desconocen las consecuencias que éstas puedan tener. Si sabes de
amigos tuyos que también realizan estas prácticas, les ayudarías mucho
compartiendo tu historia con ellos. Puede que tus padres te digan que les
gustaría hablar con otros padres para prevenirles de estos peligros y es
posible que sientas miedo a lo que esas personas puedan pensar de ti pero probablemente
estarán muy agradecidas de que gracias a tu valentía sus hijos no tendrán que
pasar por estos momentos tan difíciles que tú atraviesas. No veas a tus padres
como enemigos, habla con ellos sinceramente de tus miedos, deseos y emociones y
comprende que solamente intentan ayudarte en todo lo posible. Quizás ayudar a
otras personas les ayude también a poder aceptar el hecho de que no pudieron
ayudarte a ti en el momento en que les hubiera gustado, así como podría ser muy
positivo para tu propio proceso de superación.
Cuando colgamos algo en internet, perdemos totalmente
el control de dicha información. Debes ser consciente de la dificultad para
eliminar una información que aparece en la red. Cuando presentamos una denuncia
por distribución de material íntimo sobre el cuál no hemos dado consentimiento,
las autoridades tratan de eliminar todo rastro de dicha información en la red.
Sin embargo, Internet permite que la información llegue a una gran cantidad de
lugares (incluso otros países) en un corto espacio de tiempo, siendo muy
difícil o imposible controlar a todas aquellas personas que hayan podido hacer
una copia de dicho material. Por ello es muy importante que con el tiempo, poco
a poco, vayas asumiendo que es posible que esa imagen no pueda llegar a ser
totalmente borrada de la red. Pero también debes focalizarte en pensar que es
solamente eso, una imagen tuya que no representa a la persona que eres,
solamente representa cómo te sentías en un momento de intimidad, momento que
todos tenemos como parte normal de la vida, con la única diferencia de que en
tu caso se hizo público.
Por otro lado, no
debes ver Internet como enemiga, pues a través de las redes, foros, páginas
web… podrías encontrar el apoyo de muchas personas y herramientas para
solicitar ayuda, no sólo información psicoeducativa como estas entradas, sino
páginas webs, blogs… donde otras personas en tu situación cuenten su historia y
podáis ayudaros mutuamente.
No permitas que lo que ha ocurrido destruya tu vida,
no le des ese poder, afróntalo con valentía y con la cabeza bien alta, porque
tú no has cometido ningún delito, el delincuente es la persona que te ha puesto
en esta situación. Puedes conseguirlo.
Muchas gracias por haberme dedicado tu tiempo.
*Todas estas recomendaciones
son orientativas y tienen un objetivo meramente psicoeducativo y preventivo. Si
eres víctima de un delito telemático o piensas que puedes serlo o que algún
amigo/a tuyo/a puede serlo, si recibes imágenes de menores de edad con carácter
sexual, ponte inmediatamente en contacto con las autoridades. La recomendación
más importante de estas líneas es DENUNCIAR y CONFIAR EN LAS AUTORIDADES
CORRESPONDIENTES.
*Si has sido víctima de un
delito de sextorsión y, tras consentir una cita en persona, has sufrido una
agresión física y/o abuso o agresión sexual por parte de la persona que te
chantajea, debes acudir a un centro sanitario y comunicar los hechos. Solicita
una copia del informe médico para poder adjuntarlo a la denuncia.
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