Debido al
contexto de globalización y desarrollo tecnológico de que disponemos hoy en
día, fenómenos indeseables como el terrorismo también tienen a su disposición
un amplio abanico de recursos que hacen más compleja la detección de sus
actividades y, por tanto, la evitación de riesgos. Por tanto, igual que la
forma de actuar de los terroristas se ha adaptado a los nuevos tiempos, las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado deben, de la misma manera, adaptarse
de modo parejo y especializarse aún más si cabe.
Consideramos que
es vital, por lo tanto, intentar trasladar los mayores esfuerzos posibles, que
ya se invierten en la persecución del delito y su investigación -cuya prioridad
es restablecer el orden y la justicia- también a la inteligencia policial, cuya
función es preventiva y que nos permitirá detectar los movimientos de las
células terroristas en el momento en que se ponen en marcha, para adelantarse a
los terroristas, interceptar a los agresores y evitar sus atentados y sus otros
delitos en un tiempo previo a su comisión.
Uno de los
elementos fundamentales para lograr llevar a cabo esa tarea preventiva con
éxito es la detención de los reclutadores cuya misión es ganar adeptos para el
Yihad[i].
Y, como para vencer al enemigo hay que conocerlo, este trabajo se orienta en el
análisis y estudio de las formas de captación de estos sujetos. Así,
analizaremos, como paso previo para comprender este fenómeno, en qué grado se
ha transformado el terrorismo contemporáneo, qué grupos pueden ser considerados
de mayor riesgo y cómo han logrado alcanzar esa relevancia. A continuación,
desarrollaremos más en profundidad cuál es su “modus operandi” para captar
adeptos para su causa, qué perfil (si lo hay), tienen quienes se dejan capturar
por la seducción del yihadismo y qué esfuerzos está realizando la policía y los
cuerpos especializados en la lucha contraterrorista para capturar a los
reclutadores.
El Germen Ideológico del Radicalismo Yihadista
Aunque la
historia del yihadismo, como prueban insignes trabajos en la materia, llevaría
más espacio del que disponemos aquí, podemos sin embargo tratar de resumirla en
sus momentos principales. La primera etapa, podríamos decir, es ideológica. En
ella cobran solidez los pilares del pensamiento que llevará a considerar el
Yihad armada como instrumento legítimo de imposición del Islam. Pasando por
alto un largo periodo intermedio, nos podríamos también detener en la
actualidad, una vez constituidos los grupos radicales. Nos daremos cuenta, así, de que dentro de
estos grupos se ha producido, también, una evolución que ha conllevado luchas
internas por un mayor protagonismo entre facciones, pactos, uniones,
desencuentros y sucesiones en el podio de los más lesivos. Y advertiremos ya
que estamos en el momento de mayor riesgo en cuanto al poder real del enemigo.
Nuestra historia
podría comenzar en el medioevo, con la secta de los hashassins o “asesinos”,
mercenarios regidos por “El Viejo de la Montaña” que, engañados por el hasshis
que consumían (de ahí su nombre), estaban dispuestos a dar la vida por alcanzar
el paraíso, donde les esperaban multitud de vírgenes dispuestas a satisfacer
sus deseos.
Sin embargo, el
pensamiento yihadista contemporáneo nace, con más propiedad, algo más tarde.
Tres son los principales pilares históricos en los que se basa el actual
islamismo extremo:
a)
El
wahabismo saudí.-
Fundado por el imán Abd Al-Wahab (1703-1792), quien fuera expulsado de La Meca
por difundir una doctrina crítica con el islamismo predominante en su época.
Al-Wahab propugnaba que se habían producido adulteraciones y desviaciones en el
Islam original. Sus ideas salafistas lograron el apoyo del imán de la ciudad de
Al-Diriyah, Muhammad Ibn Saud, bisabuelo del fundador de Arabia Saudí. Al-Wahab
imponía la sharía absoluta y esperaba unificar todas “las tribus” (clanes) bajo
un mismo mandato, un concepto conocido como Jamula.
Cabe recordar que Arabia Saudí ha apoyado económica y políticamente a países como
Afganistán y Pakistán (donde nacieron los Talibán), Palestina (país donde
nacieron Hamas y Yihad Islámica), Somalia (Al-Shahab), Nigeria (Boko-Haram) y
otros.
b)
Los
Hermanos Musulmanes.-
Fundados por Al Banna entre 1928 y 1938. Al Banna (1906-1949) había formado
parte de una asociación benéfica cuyo objetivo era recuperar las tradiciones
musulmanas y combatir el proselitismo de los obispos cristianos en la zona de
Egipto, de donde era oriundo. A cambio de caridad y servicios sociales que la
administración no ofrecía, pedía a quienes eran usuarios de estos servicios que
se adoctrinaran en la fe islámica más intransigente. Dedicado a resucitar el
califato islámico, su máxima era: “Alá es nuestra meta, el Profeta nuestro
líder, el Corán nuestra constitución, el Yihad nuestro camino y la muerte por
Dios nuestro objetivo supremo”.
c)
Abdullah
Azzam.- (1941-1989)
Este palestino escribió multitud de obras refiriéndose al concepto bélico del
Yihad. Según él, este concepto había caído en desuso, así como su obligatoriedad,
que Azzam situaba al mismo nivel que otras exigencias del Islam.
Estos pilares
ideológicos han dado lugar a numerosos grupos, que han utilizado, cada uno a su
manera, diferentes herramientas propagandísticas no sólo para difundir el
wahabismo, sino también para que el ensalzamiento de su doctrina sirviera como
reclamo para atraerse nuevos combatientes.
El Reclutamiento Terrorista
Hasta los
atentados en París en enero de 2015 reivindicados por Amedy Coulibaly, DAESH no
había intervenido fuera de su demarcación sirio-iraquí. El hecho de que los
atentados en Europa y en algunos otros puntos del Norte de África fuera de sus
dominios más inmediatos, han cambiado las reglas del juego del propio DAESH
que, en principio, es más partidario de extenderse “en mancha de aceite”,
primero hacia los territorios aledaños a los que va controlando y, poco a poco,
ir ampliando el círculo.
Esta
particularidad, este cambio en las reglas, lo hace especialmente peligroso.
Pero también el hecho de que advertimos que los reclutados son diferentes: se
ha pasado de un perfil más definido, a otro más abierto que tiene, sin embargo,
un denominador común: están dentro. Quienes actúan en Europa ya no son
marroquíes, argelinos, Sirios o iraquíes. Son compatriotas de aquellos que a
los que matan.
DAESH ha
cambiado, también en esto, el paradigma conocido. La continua sucesión de
grupos islámicos radicales en la cúpula del terrorismo global ha venido
acompañado, como hemos dicho en otro lugar, de un paulatino cambio en la forma
de atraerse nuevos combatientes. En primer lugar, por supuesto, se encuentra el
prestigio de la organización, lo que provoca que el futuro mayahid escoja una u
otra de entre todas las que le acogerían con los brazos abiertos. Los radicales
se inscribían antes en el GIA, después, mayoritariamente, en Al-Qaida o AQMI
(que tanto da). Hoy, se alistan en el DAESH. Pero, además, están los escenarios
del reclutamiento, que si bien antes eran principalmente los países islámicos
hoy, junto a éstos se sitúa Europa y, si antes se establecía el contacto
en las mezquitas, hoy, preferentemente,
se sitúa Internet. Y también aquí se ha ido perfeccionando la habilidad de los
diferentes grupos terroristas hegemónicos en el uso y manejo de las
herramientas que permite la red. Se ha pasado de la revista digital y el
suministro de noticias a los medios de comunicación, especialmente televisión,
a intentar, incluso, crear una red social propia.
Por todo lo
dicho anteriormente y en estas líneas introductorias, se hace forzoso dividir
este apartado, en tres partes: los medios por los que se recluta, quiénes son
los reclutadores y cómo actúan y, finalmente, quién es su víctima, qué perfil,
si existe, es el más susceptible de caer en las redes de estos reclutadores. No
debe olvidarse, sin embargo, que aunque los presentemos por separado son tres
ítems totalmente interdependientes.
Los medios
Junto con los
medios tecnológicos más avanzados, DAESH sigue empleando los medios clásicos a
su alcance. Comenzaremos por ellos, ya que son los utilizados, también, por
Al-Qaida.
Las revistas.- Al-Qaida en la Península Arábiga
publica una revista llamada Inspire,
que pretende “inspirar” a los muyahidín. La revista se edita en idioma inglés
y, además de proporcionar una visión radical del conflicto, aporta información
“práctica” para el terrorista, como la manera de fabricar una bomba o cometer
actos delictivos. Para hacer atractivo el mensaje y reafirmarlo, cubriéndolo de
verosimilitud, emplea argumentos de las teorías de la conspiración, el yihad
defensivo o guías sobre lo que deben hacer los musulmanes de occidente. A su
vez, DAESH tiene una publicación periódica, Dabiq,
de periodicidad mensual, que difunde su mensaje extremista a través de la red.
Su nombre se debe a que según el Corán[ii]
la hora final será aquélla en la que los
romanos (es decir, los occidentales) lleguen a Dabiq, una población Siria.
Entonces comenzará el apocalipsis.
La publicación
es impecable desde el punto de vista del diseño y se acompaña de reportajes de
actualidad en los que se ensalzan las hazañas del DAESH y las torturas o
humillaciones a las que someten al enemigo. Además, a diferencia de otros
medios periódicos publicados por otras organizaciones terroristas en papel, la
revista Dabiq se publica en varios idiomas, no sólo en árabe, de manera que
llega más fácilmente a más seguidores.
Por terminar aquí,
podemos hacer referencia también a las revistas que el yihad produce para
atraer a las mujeres, tales como Alkhansa
(una revista generalista) o Shamika
(considerada como equivalente al Cosmopolitan occidental).
DAESH también
publicita a través de la televisión e internet los vídeos de sus
ajusticiamientos. En estos vídeos se ve cómo un terrorista corta el cuello a
uno de sus prisioneros o cómo conducen a decenas de ellos por el desierto o los
montes hasta un lugar en donde los hacen arrodillarse, mientras los terroristas
/uno por prisionero), blanden sus cuchillos o los posan en el cuello de los
prisioneros. Son vídeos muy impactantes que consigue crear una sensación de
poder que cala profundamente en el que está receptivo a estos mensajes. Al
parecer, el mismo macabro ritual se repite con los mismos prisioneros una y
otra vez, de manera que en los vídeos ya aparecen éstos sin mostrar pánico ni
emoción alguna, como si estuvieran totalmente sometidos a la voluntad del
terrorista o si aceptaran mansamente la “culpa” que les ha hecho llegar a esa
situación.
Los vídeos
muestran también a los combatientes de DAESH en algunos movimientos militares.
Estos audiovisuales no son captados por un aficionado ni se presentan de manera
casual, sino que su edición está perfectamente lograda para comunicar a la
perfección su mensaje y están realizados con medios tecnológicos punteros. Es
decir, son producciones de alta calidad y con un sólido guión que demuestra que
en ella trabajan expertos en comunicación.
Internet, Redes sociales.- El salto a Internet lo daba el sucesor
de Bin Ladin al frente de Al-Qaida, Al Zawahiri. Internet presenta ventajas sobre
la televisión porque permite dosificar y controlar la información emitida. Se
puede determinar qué se ve (sin la censura que pudiera ejercer la cadena
televisiva a la que se envía un vídeo, por ejemplo), cuándo se ve (el día y la
hora, para que tenga la máxima relevancia), de qué manera se presenta, a quién
se dirige y, sobre todo, permite una rápida expansión del mensaje a través de
las redes sociales. DAESH tiene una fuerte presencia en Twitter y Facebook, por
ejemplo. A esto hay que sumar otra ventaja frente a la televisión o los mass media al uso: las redes sociales
continuamente están replicando mensajes antiguos, de forma que los “impactos
publicitarios” de ese mensaje se multiplican. DAESH ha utilizado todos los
recursos a su alcance, además de las redes sociales, posee blogs abiertos y
privados o foros de discusión. DAESH intentó crear su propio “Facebook”, con un
formato y diseño muy similar al ideado por Zuckerberg, aunque fue desarticulado
poco antes de su puesta en marcha por la policía.
Las redes sociales
también sirven para captar a mujeres que puedan, luego, servir de diferentes
maneras al yihad. En muchas ocasiones, contactan con jóvenes adolescentes,
menores o con la mayoría de edad recién cumplida y se hacen pasar por
aguerridos y guapos combatientes que inician un noviazgo en la red, para luego
incitarlas a que vayan a conocerlos a Siria. El mundo que presentan es un mundo
muy dispar al que se encuentran a su llegada. Es otra de las ventajas que
permite la red de redes: el anonimato y el disfraz; cualquier terrorista o
equipo de terroristas puede hacerse pasar por un muchacho valeroso, romántico y
dispuesto a “abrir los ojos” a su amada o por un amigo fiel con el que un joven
algo perdido puede compartir sus penas y sentirse comprendido.
El anonimato
también se filtra en algunas de las redes que emplea internet. Así, la
plataforma Ask.fm, permite lanzar preguntas y recibir respuestas y “clicar”
sobre “me gusta” de manera anónima. Otras veces, las redes sociales sirven para
el primer contacto y luego se desvían los contactos a redes más privadas como
whatsapp.
Para Abdelhak El
Kayam, director de la Oficina Central de Investigación Judicial Marroquí,
Internet ha permitido un gran cambio en el modus
operandi de captación de el Yihad, porque ahora, ya no es necesario
desplazarse hasta Siria para hacer la guerra santa[iii].
Ni tampoco para ser radicalizado. Toda la información está o puede solicitarse
y recibirse, a través de la red.
El tú a tú.- No obstante lo anterior, el contacto
personal sigue siendo efectivo, sobre todo una vez localizado la posible
víctima por el captador. Así, tras una etapa inicial en que se realiza un
seguimiento al futuro muyahid, el reclutador toma contacto con él, se convierte
en consejero y amigo y le proporciona el adoctrinamiento necesario para
ingresar en el yihad.
Abu Mussab Al-Zarqawi |
Los centros de
menores representan otro problema. La práctica habitual de recluir a los
menores de la misma religión y país (e incluso ciudad) en los centros y pisos
de menores, crea problemas similares a los de las cárceles: los monitores no
suelen conocer la lengua árabe y los chicos sólo hablan entre ellos en el árabe
coloquial (darija). Además, el
contacto con los profesionales musulmanes encargados de su cuidado (son el 50%
en nuestro país), que puede estar radicalizado, puede llevar a situaciones de
radicalización de los jóvenes que, como luego veremos, son el grupo preferido
para el adoctrinamiento por parte de los yihadistas.
Para prevenir
estas situaciones, Justicia aplica un protocolo conocido como Procedimiento de
Detección de Radicalización Islamista (PRODERAI) en todos los centros de
reclusión penal y se ha comenzado, al menos en Barcelona, a recomendar su
aplicación también en centros juveniles e incluso en los centros educativos
públicos, adaptado a este entorno por los Mossos d’Esquadra. Entre los
yihadistas que atentaron en 2015 en Francia, había una segunda generación de
inmigrantes educados en centros públicos, por lo que se ha considerado que las
escuelas pueden ser un punto clave para su detección[v].
Las víctimas de
los reclutadores son, en definitiva, aleccionados tanto de modo personal como a
través de internet, si bien parece ser que la tendencia a “educar” en el yihad
a través de las redes sociales está cada vez más en alza. Los reclutados son
adoctrinados con un “reclutamiento express” y la inmediatez que permiten las
redes sociales, además, pensamos nosotros también, abarata de modo importante
el coste del adoctrinamiento en armamento o tácticas militares. Incluso en
casos como los del joven marroquí de 26 años que reclutaba yihadistas en Palma
de Mallorca[vi]
empleaba el procedimiento de reclutamiento y adoctrinamiento a través de
Internet a pesar de que podría haber tenido contacto directo con jóvenes, tanto
por su edad como por ser árbitro federado de baloncesto regional.
El secuestro y el tráfico de mujeres.- Una estrategia de reclutamiento
empleada especialmente con las mujeres es el secuestro[vii].
El grupo terrorista nigeriano Boko Haram, que juró fidelidad a DAESH en marzo
de 2014 y en abril logró secuestrar a más de 200 escolares en Chibok (Nigeria).
Junto al secuestro, Boko Haram también “socorre”a las niñas que quedan
huérfanas de atentados terroristas o acciones de guerra o bien a la compra de niñas en el mercado de
trata de personas. Cuanto más niñas, más fácil es inculcarles la doctrina
salafista y yihadista. Las niñas abducidas de una u otra manera por DAESH
sirven de esposas de los muyahidín, para procrear a nuevos “guerreros del
Yihad”, pero también para cometer acciones suicidas.
Aunque el Islam
prohíbe utilizar a las mujeres para acciones suicidas, esto no detiene a los
terroristas. Se ha probado estadísticamente que la lealtad de la mujer es mayor
que la del hombre, aunque también se asegura desde algunas instancias
policiales que esta fidelidad se debe a que, en realidad, los terroristas
activan los cinturones bomba mediante radiocontrol.
El reclutador
En el proceso de
reclutamiento de nuevos terroristas intervienen, generalmente, dos
reclutadores. Uno de ellos se limita a realizar el rol de “ojeador”, sin darse
a conocer, intentando descubrir en redes sociales o en las prisiones, en las
mezquitas (generalmente confinadas a locales poco aptos para el culto, conocidas
como “mezquitas garaje”) o en cualquier otro lugar, a posibles hermanos
susceptibles de ser radicalizados. La tendencia ha ido cambiando y casi
podríamos hablar de que existe, en este sentido, un nuevo paradigma, ya que se
ha pasado de reclutar a islamistas a reclutar a aquellos que no lo son pero que
podrían resultar convertidos a la fe islámica fácilmente.
Gracias a la
introducción de las redes sociales, además, ahora es posible que el ojeador se
limite a actuar en internet, captando a las víctimas a través de la red de
redes. El nuevo “modus operandi” de DAESH, desde hace algún tiempo, viene
siendo, además, el “reclutamiento express”, que ahorra tiempo, trabajo y
financiación a los terroristas. Se divide en tres fases[viii]:
-
Llamada
de atención al simpatizante a través de las redes sociales, con mensajes
amplios, de carácter general, para averiguar si son permeables a los mensajes
del radicalismo islámico y el yihad.
-
Superada
la primera fase, se les conduce a foros más privados, como el whatsapp y otros,
incluso diseñados a veces por los propios yihadistas, donde el anonimato está
más garantizado y el seguimiento ciber-policial es más complicado o improbable.
En este caso los mensajes cambian y los captadores envían continuos e
insistentes consignas, vídeos y propaganda a favor de la violencia terrorista.
Esta fase es un lavado de cerebro auténtico, en el que los mensajes coercitivos
presentan al terrorista como víctima y al occidental como verdugo. Calan,
especialmente, entre jóvenes y mujeres.
-
La
tercera fase ya es la del contacto personal. En el caso de las mujeres es
imprescindible pues no pueden ingresar en Siria y el DAESH sin ir acompañadas
de algún varón. En esta etapa, el reclutador se convierte en “amigo
inseparable” del reclutado, consejero, maestro e iniciador.
En las cárceles,
el papel del reclutador es fundamental. En prisión, el reclutador se puede
mostrar abiertamente como musulmán y, precisamente, su religión y su cultura
puede servir de atractivo para consolidar los grupos en torno a su figura.
Consolidar y dar identidad al grupo será su primer paso, para luego pasar al
adoctrinamiento radical y, finalmente, a la formación en destrezas para
acometer acciones terroristas.
Podemos decir,
finalmente , que el reclutador emplea técnicas de persuasión coercitivas
(lavado de cerebro) similares a las empleadas por las sectas: presentar una
visión de la realidad yihadista edulcorada y épica, proporcionar atención y
llenar las carencias afectivas y sociales del reclutado, aleccionarlo y
“vacunarlo” contra otro pensamiento diferente, aislarlo de su entorno social
hostil a las ideas yihadistas y, finalmente, adoctrinarlo y recluirlo ya en el
medio ambiente terrorista (el viaje a Siria o Iraq), se parece demasiado, como para
no subrayarlo, a las tácticas de los captadores de las sectas, que actúan en
tres frentes: el ambiental , aislando al sujeto y controlando su información,
el emocional, induciendo sentimientos positivos y favorables al mensaje y la
forma de vida de la secta y el cognitivo, denigrando el pensamiento crítico,
manipulando los mensajes, ofreciendo al líder como referente de autoridad y
controlando “ritualmente” la forma de hablar, vestir o seleccionar la
información[x].
La víctima (el reclutado)
El reclutado por
el Yihad es, en realidad, una víctima. Los reclutadores del yihad no dudan en
aprovecharse de su situación personal de vulnerabilidad para captarle y en el
proceso le separa de sus amigos y familiares. Además, como hemos dicho, no les
importa mentir.
El perfil de loscaptados por el Yihad ha cambiado (o se ha ampliado, porque no dejan de
nutrirse, también, de los semilleros tradicionales) en los últimos tiempos.
Antes, los reclutadores buscaban a sus víctimas entre los musulmanes que
frecuentaban las mezquitas y, como hemos dicho, en las cárceles. Sin embargo,
el salto a las redes sociales ha provocado también un cambio de target. Así, aunque algunos
investigadores insisten en afirmar que no existe un perfil de víctima
susceptible de ser reclutado, se refieren más bien a un perfil social, dado que
se dan casos de todas las escalas sociales, pero sí existe un perfil psicológico
e, incluso, de edad.
Para empezar,
constatamos ese cambio de objetivo: un estudio de la policía de NuevaYork sobre
los involucrados en cinco de las principales operaciones yihadistas en
Occidente después del 11-S[xi]
(Madrid 2004, Londres 2005, el grupo Hofstadt en Holanda y los ataques
frustrados de Australia 2005 y Toronto 2006), constatan que una de las
características más repetidas entre los jóvenes yihadistas de Occidente es que
son la segunda generación residente en el país donde se producen los atentados.
Es decir: ellos están nacionalizados, aunque sus padres o abuelos son
emigrantes. Más aún, se trata de una generación ”no integrada”. Además, los
padres de los que se radicalizaron no eran muy religiosos. Éste es otro punto
en común que se ha detectado en los últimos episodios conocidos de yihadistas
reclutados: se trata, pues, de jóvenes, mayoritariamente varones (aunque las
mujeres comienzan a aumentar en número), entre 18 y 35 años, que son
occidentalizados y proceden de familias poco religiosas, poco conocedoras del
Islam. Por tanto, ya no se busca al musulmán devoto para radicalizarlo. Ahora
es más bien otro perfil el que se persigue: un perfil ya radicalizado,
agresivo, violento o resentido con la sociedad, al que islamizar y radicalizar convenientemente,
como se ha demostrado que hacía Khalid Zerkani, conocido como “Papá Noel”,
reclutador de los terroristas de Molenbeek[xii].
Así pues, es más
valioso (y parece más fácil, dado la celeridad de algunos procesos de
radicalización que apenas duran tres meses), buscar una personalidad ya
agresiva, o con una crisis de identidad y radicalizarla que inculcar el
resentimiento hacia Occidente hasta el punto de querer inmolarse en un radical.
A pesar de que
la policía ha detenido a 121 personas relacionadas con el yihadismo en Espaa
desde enero de 2015 hasta hoy[xiv],
bastantes de ellos reclutadores, hasta principios de 2015 sólo habían partido
hacia Siria o Iraq unos 70 españoles. Así, la nacionalidad del radicalizado
suele ser francesa (9.000), inglesa (500), alemana o belga.
Socialmente, el
Yihad busca a jóvenes con estudios medios o, preferiblemente, superiores, ya
que esos conocimientos (más aún si han terminado la carrera universitaria),
sirven luego a intereses del DAESH (informáticos, médicos, ingenieros…). Suelen
ser jóvenes que viven, como se ha dicho, entre dos culturas, muchas veces
rechazados o estigmatizados por su color de piel, su origen o religión. Son
jóvenes, sin embargo, sensibles al problema que atraviesa Oriente Medio o que
ven a occidente como un “falso amigo”, cuando no un enemigo de los países
musulmanes. Esto es así incluso cuando su nivel de adoctrinamiento en el Islam
no es demasiado intenso, algo que prefieren los yihadistas, como también se ha
visto.
En cuanto al
nivel social, no importa demasiado, pero sería un error pensar que el yihadista
busca entre los más desfavorecidos. Al contrario, la mayoría provienen de las
clases medias. Estos jóvenes sufren más su drama identitario porque sus padres
sí están integrados y sienten que no es comprenden per, además, son quienes
pueden acceder a un cierto nivel de estudios y tener en casa un ordenador
personal con acceso a internet. A pesar de esta procedencia, la crisis europea
ha provocado que el trabajo no sea de sencillo acceso a estos jóvenes, que se
ven ya con la mayoría de edad pero en el paro y sin muchas oportunidades de
variar esa condición.
En cuanto al
perfil del presidiario, suelen ser hombres de mediana edad, marginados en el ambiente
penitenciario, desorientados, que alimentan en ellos la rabia y la frustración
y poseen personalidades violentas o muestran conductas antisociales.
Normalmente poseen en sus antecedentes delitos contra la salud pública, robo
con violencia, estafa, falsedad documental, etc. Delitos, en definitiva, que
conllevan unas penas cortas de prisión por lo que pueden fácilmente obtener
pronto el tercer grado. En cuanto a su nacionalidad, es principalmente argelina
o marroquí[xv].
El perfil de la
mujer que se une a DAESH o al yihad en cualquiera de sus grupos, es variable.
Principalmente son jóvenes (cada vez de menor edad[xvi])
que sienten el mismo problema de identidad e integración que los varones, con
una empatía especial por las víctimas del mundo musulmán, con una visión
idealizada y romántica de la vida (por lo que son fácilmente captables a través
de las redes mediante un “romance virtual”, siempre fingido por parte del
yihad) y que son de ambientes sociales de clase media, por lo que tienen acceso
a internet, moviéndose en las redes sociales. Además, algunas pueden ser
captadas porque su novio o pareja ya pertenezca al yihad o haya sido captado
previamente.
El reclutamiento y el Código Penal
Se han realizado
27 modificaciones al Código Penal español desde el inicio de su aplicación en
1996. En la última de ellas (LO 1/2015) la reforma ha afectado a más de 300
artículos. Además, el 30 de marzo de 2015 el BOE publica la Ley Orgánica
2/2015, que reforma los artículos 571 a 580 del Código Penal en su totalidad.
Se trata de los relativos a los delitos de terrorismo.
En la Exposición
de Motivos, la Ley 2/2015 menciona como antecedente necesario de la nueva regulación
sobre este tipo de delitos la Resolución 2178, del Consejo de Seguridad de las
Naciones Unidas, aprobada bajo el Capítulo VII de la Carta de las Naciones
Unidas que tiene por objetivo reforzar la lucha contra el terrorismo por parte
de la Comunidad Internacional. Este documento amplia las previsiones de
Resoluciones precedentes como la 1373, por la que se creó el Comité Contra el
Terrorismo (CTC) de Naciones Unidas, y la 1267, por la que se
establecieron medidas contra la organización terrorista Al Qaeda. Su objetivo
principal es exhortar a los Estado Miembros a adoptar todas las medidas legales
necesarias para impedir la circulación de terroristas o de grupos terroristas,
mediante todo tipo de controles fronterizos, de documentos de identidad, para
evitar la falsificación, la alteración ilegal, la evaluación de riesgos o el
control de pasajeros, entre otros.
Además, la Resolución 1267 demanda agilizar el
intercambio de información operativa que pueda, así, prevenir la radicalización
y reclutamiento de combatientes terroristas extranjeros; la financiación del
terrorismo y el adiestramiento en técnicas de terrorismo.
Esta Resolución,
atenta a los nuevos fenómenos de reclutamiento y de adoctrinamiento y
entrenamiento en Siria y otros lugares para devolver, luego, retornados
dispuestos a combatir por el Yihad en sus naciones de origen, exige, en su
apartado 6, a los Estados miembros a crear los instrumentos legislativos
necesarios para:
-
Enjuiciar
y sancionar a los nacionales que se desplacen con el propósito de cometer,
planificar o preparar actos terroristas o participar en ellos, o proporcionar o
recibir adiestramiento con fines terroristas.
-
Enjuiciar
y sancionar a los que provea o recauden fondos, o coadyuven de alguna forma,
para financiar viajes y desplazamientos a otros países para cometer actos
terroristas o proporcionar o recibir adiestramiento.
Sobre esta base,
la última reforma ha redactado completamente todo el Capítulo VII del Código
Penal, que trata sobre las organizaciones y grupos terroristas y los delitos de
los terroristas.
La regulación
penal de los delitos de terrorismo se contiene en los artículos 571 al 580 del
Código Penal, afectando la nueva redacción a la totalidad de los artículos.
Las principales
novedades son las siguientes:
1)
Se
amplía el catálogo de las “finalidades” terroristas, comprendiendo como tales
no sólo subvertir el orden constitucional, sino además suprimir o
desestabilizar el funcionamiento de instituciones políticas o estructuras
económicas o sociales del Estado; obligar a los poderes públicos a realizar un
acto o a abstenerse de hacerlo; desestabilidad el funcionamiento de una
organización internacional o provocar estado de terror en población.
2)
Se
introduce expresamente la configuración de los delitos informáticos como
delitos de terrorismo cuando se cometan con las finalidades terroristas
descritas anteriormente.
3)
Se
tipifica el delito de desórdenes públicos, el delito de sedición y el de
rebelión como delitos de terrorismo si se cometen por organización o grupo terrorista
o por persona o personas que los cometan individualmente pero amparados por
organización o grupo terrorista.
4)
Se
prevé como delito de terrorismo el adoctrinamiento o adiestramiento en técnicas
militares, de combate, de preparación o de desarrollo de armas, explosivos,
armas químicas o biológicas, o sustancias inflamables, incendiarias,
explosivas, etc. Esta conducta se castiga bien al recibir adiestramiento de
terceros o bien “capacitándose” a si mismo, es decir, el autodidacta.
5)
Se
tipifica como delito el que, con esta finalidad de adiestrarse, tenga en su
poder documentos, archivos, o acceda de forma habitual a servicios de
comunicación vía internet o electrónica cuyos contenidos sean idóneos para
incitar a la incorporación a organizaciones o grupos terroristas o a colaborar
con cualquiera de ellos.
6)
Se
tipifica como delito de terrorismo el desplazamiento o establecimiento a un
territorio extranjero controlado por un grupo u organización terrorista para
recibir adiestramiento o para colaborar con ellos
7)
En
cuanto al delito de colaboración, se amplía el catálogo de conductas
sancionadas. Además será colaboración la ayuda tanto a una organización o grupo
terrorista como a grupos o a individuos cuyas acciones tengan finalidad
terrorista.
8)
En
relación a los delitos de enaltecimiento o actos de humillación, descrédito o
menosprecio a las víctimas del terrorismo, cabe la adopción judicial de medidas
cautelares en el caso de que dichos delitos se cometan mediante servicios o
contenidos accesible a través de internet o de servicios de comunicaciones
electrónicas. Se podrá ordenar la retirada de los contenidos, la supresión de
los enlaces y la prohibición de acceso a dichos contenidos ilícitos.
En lo que se
refiere a los reclutadores que adoctrinan a los nuevos miembros de los grupos
terroristas radicales islámicos, el Código Penal habla de ellos en el artículo
577, cuyo texto íntegro es el siguiente:
1. Será castigado con las penas de prisión de cinco a
diez años y multa de dieciocho a veinticuatro meses el que lleve a cabo, recabe
o facilite cualquier acto de colaboración con las actividades o las finalidades
de una organización, grupo o elemento terrorista, o para cometer cualquiera de
los delitos comprendidos en este Capítulo.
En particular son actos de colaboración la información
o vigilancia de personas, bienes o instalaciones, la construcción,
acondicionamiento, cesión o utilización de alojamientos o depósitos, la
ocultación, acogimiento o traslado de personas, la organización de prácticas de
entrenamiento o la asistencia a ellas, la prestación de servicios tecnológicos,
y cualquier otra forma equivalente de cooperación o ayuda a las actividades de
las organizaciones o grupos terroristas, grupos o personas a que se refiere el
párrafo anterior.
Cuando la información o vigilancia de personas
mencionada en el párrafo anterior ponga en peligro la vida, la integridad
física, la libertad o el patrimonio de las mismas se impondrá la pena prevista
en este apartado en su mitad superior. Si se produjera la lesión de cualquiera
de estos bienes jurídicos se castigará el hecho como coautoría o complicidad,
según los casos.
2. Las penas previstas en el apartado anterior se
impondrán a quienes lleven a cabo cualquier actividad de captación,
adoctrinamiento o adiestramiento, que esté dirigida o que, por su contenido,
resulte idónea para incitar a incorporarse a una organización o grupo
terrorista, o para cometer cualquiera de los delitos comprendidos en este
Capítulo.
Asimismo se impondrán estas penas a los que faciliten
adiestramiento o instrucción sobre la fabricación o uso de explosivos, armas de
fuego u otras armas o sustancias nocivas o peligrosas, o sobre métodos o
técnicas especialmente adecuados para la comisión de alguno de los delitos del
artículo 573, con la intención o conocimiento de que van a ser utilizados para
ello.
Las penas se impondrán en su mitad superior,
pudiéndose llegar a la superior en grado, cuando los actos previstos en este
apartado se hubieran dirigido a menores de edad o personas con discapacidad
necesitadas de especial protección o a mujeres víctimas de trata con el fin de
convertirlas en cónyuges, compañeras o esclavas sexuales de los autores del
delito, sin perjuicio de imponer las que además procedan por los delitos contra
la libertad sexual cometidos.
3. Si la colaboración con las actividades o las
finalidades de una organización o grupo terrorista, o en la comisión de
cualquiera de los delitos comprendidos en este Capítulo, se hubiera producido
por imprudencia grave se impondrá la pena de prisión de seis a dieciocho meses
y multa de seis a doce meses.
Como vemos, en
el punto número 2 se alude, explícitamente al reclutador, que es el encargado
de captar y adoctrinar al futuro yihadista, reservando una pena de cinco a diez
años y multa de dieciocho a veinticuatro meses, como se menciona en el punto 1.
Con todo lo
dicho anteriormente, podemos concluir que la amenaza terrorista se adapta a los
nuevos tiempos y cambia de forma rápida su “modus operandi” de reclutamiento y
el perfil de aquellos a los que capta. Se ha pasado, como dijimos, de captar a
personas que profesaban la fe islámica parra radicalizarlos, a captar a
personas radicalizadas para islamizarlos. El terror yihadista pregona (y
manipula, pero esto no puede ser materia de este trabajo, debido a su
extensión), el mensaje más purista del Islam y rechaza las formas occidentales
de la modernidad, al mismo tiempo que se aprovecha de su desarrollo
tecnológico. Ante esta realidad, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado
deben prevenirse y tratar de adelantarse a las consecuencias de los atentados,
conocer bien el proceso de formación de esta Hidra yihadista y atajar sus
caminos antes de que se completen. Para ello, se necesita actuar desde diversos
frentes.
Hemos reunido
aquí, a modo de conclusión final, los diferentes puntos que los especialistas
citan como necesarios para combatir el yihadismo aplicados a la problemática
que hemos trabajado en este artículo: el reclutamiento de nuevos muyahidín.
Estas son algunas de las fórmulas más importantes:
-
Redactar
y aprobar leyes que permitan intervenir a los medios policiales contra el
yihadismo de manera preventiva. Actuar, por ejemplo, contra el que se encuentra
en mitad de un proceso de adoctrinamiento o el que pretenda viajar a un país
islámico para recibir formación militar.
-
Establecer
protocolos de detección de posibles reclutados, informando a sectores que
puedan cooperar de manera activa (servicios sociales, profesores, asociaciones…)
sobre el cambio de costumbres que se producen en los jóvenes víctimas de los
reclutadores.
-
Mejorar
la formación de funcionarios de prisiones y de centros de menores en relación a
la cultura musulmana y la lengua árabe.
-
Disponer
de mayores recursos para la formación y el trabajo de ciber-agentes que
detecten los movimientos de los terroristas en internet y puedan combatir sus
efectos (mediante el uso a su favor de esa detección o el cierre de las
mismas.)
-
Solicitar
la colaboración internacional para establecer leyes, normativas y protocolos
comunes, mejorar la cooperación y la comunicación entre instituciones y Cuerpos
de Seguridad y poder presionar a los países que colaboran con los terroristas o
son permisivos con sus actividades.
-
Concienciar
a la población de las diferencias entre Islam y terrorismo integrista, para
evitar el avance de la xenofobia y el racismo. Tales actitudes únicamente
consiguen dar alas a los terroristas, que utilizan ese racismo para
justificarse como víctimas y presentar a la sociedad occidental como verdugo.
-
Generar
políticas de integración completa de los musulmanes (sea cual sea su etnia) en
las poblaciones occidentales y buscar la cooperación de la comunidad islámica
para que transmitan un mensaje de prevención contra el que intenta sembrar el
yihadismo. Si no convertimos al musulmán y al mundo islámico en general en un
rival, en “el otro” o el enemigo, sino en el amigo y colaborador, se
desintegran los argumentos victimistas de los terroristas y se dificultará
mucho más la efectividad de su misión adoctrinadora.
-
Establecer
políticas de apoyo a los adolescentes con carencias sociales, de integración o
afectivas, para que no sean carne de cañón de los reclutadores terroristas.
NOTAS
[i] Aunque el
Diccionario de la RAE recoge el término como femenino, en su idioma original
“Yihad” es un término masculino, por lo que respetamos esta denominación y
anteponemos el artículo masculino “el” para referirnos a lo que en medios
periodísticos al uso y algunos trabajos académicos, suele llamársele “la
Yihad”.
[ii] Una
mejor transcripción sería Al-Qur’am
[iii] Vid.
La entrevista de Óscar Gutiérrez a Abdelhak El Kayam para EL PAÍS, martes 10 de
mayo de 2016
[iv] GARRIGA
GUITART, David: Yihad ¿Qué es?,
Barcelona, Comanegra, 2016 (2ª ed.) [1ª ed. De 2015]
[v] Cfr. el
artículo de GONZÁLEZ, Germán: “Previenen el yihadismo en los centros
juveniles”, en el diario EL MUNDO, martes 26 de abril de 2016, pág. 20
[vi] Cfr.
JURADO, Laura: “El árbitro de baloncesto que captaba para el IS”, diario El
Mundo, miércoles 20 de abril de 2016. Pag.17
[vii]
García-Calvo, Carola: “Distintas estrategias, misma instrumentalización”, en
blog.rielcano.org, el blog del Real Instituto Elcano, 21-10-2015.
[viii]
MARTÍN DE POZUELO, Eduardo, BORDÁS, Jordi y YITZHAK, Eduard: Objetivo: Califato Universal. Claves para
comprender el yihadismo. Barcelona, La Vanguardia ediciones, 2015.
[ix] Vid “El
yihadista detenido en Palma quería unirse al ejército para preparar un gran
atentado”, diario Información de Alicante, 03-05-2016
[x] Sobre
estas tácticas vid. RODRÍGUEZ-CARBALLEIRA, Álvaro y ALMENDROS RODRÍGUEZ,
Carmen: “Análisis de las sectas coercitivas y de su principal problemática
jurídica” en SORIA VERDE, Miguel Ángel y SÁIZ ROCA, Dolores: Psicología Criminal. Pearsons Educación,
Madrid, 2005.
[xi] HOLA
CHAMY, Constanza: “¿Cómo llega un joven occidental a convertirse en yihadista?”
BBC Mundo, 23-Agosto-2014.
[xii]
SUANZES, Pablo R.:”El terrorífico ‘Papá Noel’ de Molenbeek”, diario El Mundo,
24-abril-2016, pág. 8
[xiii] http://www.publico.es/culturas/jovenes-espanoles-han-unido-al.html
[xiv]
Fuente: diario El Mundo del 20 de abril de 2016
[xv] Nos
basamos, principalmente, en la obra de GARRIGA GUITART, David. Op. cit.
[xvi] Según
el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD), las mujeres reclutadas en
Europa por DAESH son, principalmente, británicas, entre 14 y 26 años, aunque se
registra algún caso hasta de 45 años. El mayor número de casos se da entre
chicas de 15 años. Según la investigadora Erin Saltman, son de un rango variado
de educación, profesiones y antecedentes familiares (Cfr: http://bit.ly/1sp3IWA )
Comentarios
Publicar un comentario
¿Quieres comentar esta entrada?