Formas de Reclutamiento en el Terrorismo Yihadista Actual

           
       Por Antonio García Sancho

  Debido al contexto de globalización y desarrollo tecnológico de que disponemos hoy en día, fenómenos indeseables como el terrorismo también tienen a su disposición un amplio abanico de recursos que hacen más compleja la detección de sus actividades y, por tanto, la evitación de riesgos. Por tanto, igual que la forma de actuar de los terroristas se ha adaptado a los nuevos tiempos, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado deben, de la misma manera, adaptarse de modo parejo y especializarse aún más si cabe.
     Consideramos que es vital, por lo tanto, intentar trasladar los mayores esfuerzos posibles, que ya se invierten en la persecución del delito y su investigación -cuya prioridad es restablecer el orden y la justicia- también a la inteligencia policial, cuya función es preventiva y que nos permitirá detectar los movimientos de las células terroristas en el momento en que se ponen en marcha, para adelantarse a los terroristas, interceptar a los agresores y evitar sus atentados y sus otros delitos en un tiempo previo a su comisión.
     Uno de los elementos fundamentales para lograr llevar a cabo esa tarea preventiva con éxito es la detención de los reclutadores cuya misión es ganar adeptos para el Yihad[i]. Y, como para vencer al enemigo hay que conocerlo, este trabajo se orienta en el análisis y estudio de las formas de captación de estos sujetos. Así, analizaremos, como paso previo para comprender este fenómeno, en qué grado se ha transformado el terrorismo contemporáneo, qué grupos pueden ser considerados de mayor riesgo y cómo han logrado alcanzar esa relevancia. A continuación, desarrollaremos más en profundidad cuál es su “modus operandi” para captar adeptos para su causa, qué perfil (si lo hay), tienen quienes se dejan capturar por la seducción del yihadismo y qué esfuerzos está realizando la policía y los cuerpos especializados en la lucha contraterrorista para capturar a los reclutadores.



     El Germen Ideológico del Radicalismo Yihadista

     
Posible aspecto de Hassan-i-Sabbah, líder de los Hassassins
     
     Aunque la historia del yihadismo, como prueban insignes trabajos en la materia, llevaría más espacio del que disponemos aquí, podemos sin embargo tratar de resumirla en sus momentos principales. La primera etapa, podríamos decir, es ideológica. En ella cobran solidez los pilares del pensamiento que llevará a considerar el Yihad armada como instrumento legítimo de imposición del Islam. Pasando por alto un largo periodo intermedio, nos podríamos también detener en la actualidad, una vez constituidos los grupos radicales.  Nos daremos cuenta, así, de que dentro de estos grupos se ha producido, también, una evolución que ha conllevado luchas internas por un mayor protagonismo entre facciones, pactos, uniones, desencuentros y sucesiones en el podio de los más lesivos. Y advertiremos ya que estamos en el momento de mayor riesgo en cuanto al poder real del enemigo.
     Nuestra historia podría comenzar en el medioevo, con la secta de los hashassins o “asesinos”, mercenarios regidos por “El Viejo de la Montaña” que, engañados por el hasshis que consumían (de ahí su nombre), estaban dispuestos a dar la vida por alcanzar el paraíso, donde les esperaban multitud de vírgenes dispuestas a satisfacer sus deseos.
     Sin embargo, el pensamiento yihadista contemporáneo nace, con más propiedad, algo más tarde. Tres son los principales pilares históricos en los que se basa el actual islamismo extremo:

a)    El wahabismo saudí.- Fundado por el imán Abd Al-Wahab (1703-1792), quien fuera expulsado de La Meca por difundir una doctrina crítica con el islamismo predominante en su época. Al-Wahab propugnaba que se habían producido adulteraciones y desviaciones en el Islam original. Sus ideas salafistas lograron el apoyo del imán de la ciudad de Al-Diriyah, Muhammad Ibn Saud, bisabuelo del fundador de Arabia Saudí. Al-Wahab imponía la sharía absoluta y esperaba unificar todas “las tribus” (clanes) bajo un mismo mandato, un concepto conocido como Jamula. Cabe recordar que Arabia Saudí ha apoyado económica y políticamente a países como Afganistán y Pakistán (donde nacieron los Talibán), Palestina (país donde nacieron Hamas y Yihad Islámica), Somalia (Al-Shahab), Nigeria (Boko-Haram) y otros.
b)    Los Hermanos Musulmanes.- Fundados por Al Banna entre 1928 y 1938. Al Banna (1906-1949) había formado parte de una asociación benéfica cuyo objetivo era recuperar las tradiciones musulmanas y combatir el proselitismo de los obispos cristianos en la zona de Egipto, de donde era oriundo. A cambio de caridad y servicios sociales que la administración no ofrecía, pedía a quienes eran usuarios de estos servicios que se adoctrinaran en la fe islámica más intransigente. Dedicado a resucitar el califato islámico, su máxima era: “Alá es nuestra meta, el Profeta nuestro líder, el Corán nuestra constitución, el Yihad nuestro camino y la muerte por Dios nuestro objetivo supremo”.
c)    Abdullah Azzam.- (1941-1989) Este palestino escribió multitud de obras refiriéndose al concepto bélico del Yihad. Según él, este concepto había caído en desuso, así como su obligatoriedad, que Azzam situaba al mismo nivel que otras exigencias del Islam.

     Estos pilares ideológicos han dado lugar a numerosos grupos, que han utilizado, cada uno a su manera, diferentes herramientas propagandísticas no sólo para difundir el wahabismo, sino también para que el ensalzamiento de su doctrina sirviera como reclamo para atraerse nuevos combatientes.

       El Reclutamiento Terrorista
      

     Hasta los atentados en París en enero de 2015 reivindicados por Amedy Coulibaly, DAESH no había intervenido fuera de su demarcación sirio-iraquí. El hecho de que los atentados en Europa y en algunos otros puntos del Norte de África fuera de sus dominios más inmediatos, han cambiado las reglas del juego del propio DAESH que, en principio, es más partidario de extenderse “en mancha de aceite”, primero hacia los territorios aledaños a los que va controlando y, poco a poco, ir ampliando el círculo.

     Esta particularidad, este cambio en las reglas, lo hace especialmente peligroso. Pero también el hecho de que advertimos que los reclutados son diferentes: se ha pasado de un perfil más definido, a otro más abierto que tiene, sin embargo, un denominador común: están dentro. Quienes actúan en Europa ya no son marroquíes, argelinos, Sirios o iraquíes. Son compatriotas de aquellos que a los que matan.
     DAESH ha cambiado, también en esto, el paradigma conocido. La continua sucesión de grupos islámicos radicales en la cúpula del terrorismo global ha venido acompañado, como hemos dicho en otro lugar, de un paulatino cambio en la forma de atraerse nuevos combatientes. En primer lugar, por supuesto, se encuentra el prestigio de la organización, lo que provoca que el futuro mayahid escoja una u otra de entre todas las que le acogerían con los brazos abiertos. Los radicales se inscribían antes en el GIA, después, mayoritariamente, en Al-Qaida o AQMI (que tanto da). Hoy, se alistan en el DAESH. Pero, además, están los escenarios del reclutamiento, que si bien antes eran principalmente los países islámicos hoy, junto a éstos se sitúa Europa y, si antes se establecía el contacto en  las mezquitas, hoy, preferentemente, se sitúa Internet. Y también aquí se ha ido perfeccionando la habilidad de los diferentes grupos terroristas hegemónicos en el uso y manejo de las herramientas que permite la red. Se ha pasado de la revista digital y el suministro de noticias a los medios de comunicación, especialmente televisión, a intentar, incluso, crear una red social propia.
     Por todo lo dicho anteriormente y en estas líneas introductorias, se hace forzoso dividir este apartado, en tres partes: los medios por los que se recluta, quiénes son los reclutadores y cómo actúan y, finalmente, quién es su víctima, qué perfil, si existe, es el más susceptible de caer en las redes de estos reclutadores. No debe olvidarse, sin embargo, que aunque los presentemos por separado son tres ítems totalmente interdependientes.

         Los medios
     Junto con los medios tecnológicos más avanzados, DAESH sigue empleando los medios clásicos a su alcance. Comenzaremos por ellos, ya que son los utilizados, también, por Al-Qaida.

     Las revistas.- Al-Qaida en la Península Arábiga publica una revista llamada Inspire, que pretende “inspirar” a los muyahidín. La revista se edita en idioma inglés y, además de proporcionar una visión radical del conflicto, aporta información “práctica” para el terrorista, como la manera de fabricar una bomba o cometer actos delictivos. Para hacer atractivo el mensaje y reafirmarlo, cubriéndolo de verosimilitud, emplea argumentos de las teorías de la conspiración, el yihad defensivo o guías sobre lo que deben hacer los musulmanes de occidente. A su vez, DAESH tiene una publicación periódica, Dabiq, de periodicidad mensual, que difunde su mensaje extremista a través de la red. Su nombre se debe a que según el Corán[ii] la hora final será aquélla  en la que los romanos (es decir, los occidentales) lleguen a Dabiq, una población Siria. Entonces comenzará el apocalipsis.
     La publicación es impecable desde el punto de vista del diseño y se acompaña de reportajes de actualidad en los que se ensalzan las hazañas del DAESH y las torturas o humillaciones a las que someten al enemigo. Además, a diferencia de otros medios periódicos publicados por otras organizaciones terroristas en papel, la revista Dabiq se publica en varios idiomas, no sólo en árabe, de manera que llega más fácilmente a más seguidores.
Por terminar aquí, podemos hacer referencia también a las revistas que el yihad produce para atraer a las mujeres, tales como Alkhansa (una revista generalista) o Shamika (considerada como equivalente al Cosmopolitan occidental).

     
TV. y vídeos.- El atentado de las Torres Gemelas, visto en televisión por cientos de miles de personas, así como la utilización del canal de TV. Al-Jazira para difundir los vídeos que Bin Ladin emitía para atribuirse los atentados o arengar a sus seguidores contra occidente, han marcado un importante periodo de publicitación del mensaje terrorista y el llamamiento a la adhesión por parte del terrorismo yihadista. Es cierto que la visión de los atentados que emitían las televisiones podía provocar repulsa, pero también servía a los radicalizados para afirmar su poder y dar el paso definitivo a sumarse a las filas de la lucha armada.
     DAESH también publicita a través de la televisión e internet los vídeos de sus ajusticiamientos. En estos vídeos se ve cómo un terrorista corta el cuello a uno de sus prisioneros o cómo conducen a decenas de ellos por el desierto o los montes hasta un lugar en donde los hacen arrodillarse, mientras los terroristas /uno por prisionero), blanden sus cuchillos o los posan en el cuello de los prisioneros. Son vídeos muy impactantes que consigue crear una sensación de poder que cala profundamente en el que está receptivo a estos mensajes. Al parecer, el mismo macabro ritual se repite con los mismos prisioneros una y otra vez, de manera que en los vídeos ya aparecen éstos sin mostrar pánico ni emoción alguna, como si estuvieran totalmente sometidos a la voluntad del terrorista o si aceptaran mansamente la “culpa” que les ha hecho llegar a esa situación.
     Los vídeos muestran también a los combatientes de DAESH en algunos movimientos militares. Estos audiovisuales no son captados por un aficionado ni se presentan de manera casual, sino que su edición está perfectamente lograda para comunicar a la perfección su mensaje y están realizados con medios tecnológicos punteros. Es decir, son producciones de alta calidad y con un sólido guión que demuestra que en ella trabajan expertos en comunicación.

     Internet, Redes sociales.- El salto a Internet lo daba el sucesor de Bin Ladin al frente de Al-Qaida, Al Zawahiri. Internet presenta ventajas sobre la televisión porque permite dosificar y controlar la información emitida. Se puede determinar qué se ve (sin la censura que pudiera ejercer la cadena televisiva a la que se envía un vídeo, por ejemplo), cuándo se ve (el día y la hora, para que tenga la máxima relevancia), de qué manera se presenta, a quién se dirige y, sobre todo, permite una rápida expansión del mensaje a través de las redes sociales. DAESH tiene una fuerte presencia en Twitter y Facebook, por ejemplo. A esto hay que sumar otra ventaja frente a la televisión o los mass media al uso: las redes sociales continuamente están replicando mensajes antiguos, de forma que los “impactos publicitarios” de ese mensaje se multiplican. DAESH ha utilizado todos los recursos a su alcance, además de las redes sociales, posee blogs abiertos y privados o foros de discusión. DAESH intentó crear su propio “Facebook”, con un formato y diseño muy similar al ideado por Zuckerberg, aunque fue desarticulado poco antes de su puesta en marcha por la policía.
     
Este medio, además de como transmisor del mensaje, también sirve a los terroristas como medio de localización de posibles radicales futuros, al testar quiénes pueden encontrarse interesados en el mensaje wahabista. Los recursos de la policía se han multiplicado para formar a agentes especializados en esta tecnología que localicen y se infiltren en estas redes sociales yihadistas pero, a su vez, los terroristas se han vuelto cada vez más cautos con los que se acercan a ellos a través de las redes.
     Las redes sociales también sirven para captar a mujeres que puedan, luego, servir de diferentes maneras al yihad. En muchas ocasiones, contactan con jóvenes adolescentes, menores o con la mayoría de edad recién cumplida y se hacen pasar por aguerridos y guapos combatientes que inician un noviazgo en la red, para luego incitarlas a que vayan a conocerlos a Siria. El mundo que presentan es un mundo muy dispar al que se encuentran a su llegada. Es otra de las ventajas que permite la red de redes: el anonimato y el disfraz; cualquier terrorista o equipo de terroristas puede hacerse pasar por un muchacho valeroso, romántico y dispuesto a “abrir los ojos” a su amada o por un amigo fiel con el que un joven algo perdido puede compartir sus penas y sentirse comprendido.
     El anonimato también se filtra en algunas de las redes que emplea internet. Así, la plataforma Ask.fm, permite lanzar preguntas y recibir respuestas y “clicar” sobre “me gusta” de manera anónima. Otras veces, las redes sociales sirven para el primer contacto y luego se desvían los contactos a redes más privadas como whatsapp.
     Para Abdelhak El Kayam, director de la Oficina Central de Investigación Judicial Marroquí, Internet ha permitido un gran cambio en el modus operandi de captación de el Yihad, porque ahora, ya no es necesario desplazarse hasta Siria para hacer la guerra santa[iii]. Ni tampoco para ser radicalizado. Toda la información está o puede solicitarse y recibirse, a través de la red.

     El tú a tú.- No obstante lo anterior, el contacto personal sigue siendo efectivo, sobre todo una vez localizado la posible víctima por el captador. Así, tras una etapa inicial en que se realiza un seguimiento al futuro muyahid, el reclutador toma contacto con él, se convierte en consejero y amigo y le proporciona el adoctrinamiento necesario para ingresar en el yihad.
     
Abu Mussab Al-Zarqawi
En no pocas ocasiones, este acercamiento personal se establece con ex - convictos a los que se recluta desde la cárcel. Este método es ya antiguo y se daba anteriormente en las cárceles no occidentales. De hecho, uno de los principales líderes yihadistas, Al-Zarqawi, fue reclutado en la cárcel. En este caso, el yihad se aprovecha especialmente de los prisioneros musulmanes que, en ese entorno hostil, sufren importantes cambios psicosociales que les afectan hasta el punto de hacerles sufrir unos importantes déficits de seguridad en sí mismos, carencias afectivas, falta de grupos de pertenencia con los que reforzar su naturaleza identitaria o bien desarrollan rencor hacia la sociedad que les ha llevado a la reclusión. El reclutamiento en este tipo de centros resulta fácil no sólo por la vulnerabilidad de la víctima, sino por una serie de carencias organizativas o estructurales y que facilitan  el contacto entre yihadista y acólito. David Garriga[iv] señala, por ejemplo, la falta de control de las visitas a yihadistas (no se conoce si el visitante suele visitar a otros musulmanes en otros centros penitenciarios y, además, la ley prohíbe el cacheo integral de los visitantes), no existen módulos de aislamiento para este tipo de internos (permitiendo que convivan con los demás), falta de información por parte de las ONG que visitan a estos presos, falta de formación de los funcionarios (lo que dificulta la detección de rasgos de radicalización) y falta de traductores o conocedores de la lengua árabe que puedan determinar el contenido del material escrito que poseen los presos musulmanes.
     Los centros de menores representan otro problema. La práctica habitual de recluir a los menores de la misma religión y país (e incluso ciudad) en los centros y pisos de menores, crea problemas similares a los de las cárceles: los monitores no suelen conocer la lengua árabe y los chicos sólo hablan entre ellos en el árabe coloquial (darija). Además, el contacto con los profesionales musulmanes encargados de su cuidado (son el 50% en nuestro país), que puede estar radicalizado, puede llevar a situaciones de radicalización de los jóvenes que, como luego veremos, son el grupo preferido para el adoctrinamiento por parte de los yihadistas.
     Para prevenir estas situaciones, Justicia aplica un protocolo conocido como Procedimiento de Detección de Radicalización Islamista (PRODERAI) en todos los centros de reclusión penal y se ha comenzado, al menos en Barcelona, a recomendar su aplicación también en centros juveniles e incluso en los centros educativos públicos, adaptado a este entorno por los Mossos d’Esquadra. Entre los yihadistas que atentaron en 2015 en Francia, había una segunda generación de inmigrantes educados en centros públicos, por lo que se ha considerado que las escuelas pueden ser un punto clave para su detección[v].
     Las víctimas de los reclutadores son, en definitiva, aleccionados tanto de modo personal como a través de internet, si bien parece ser que la tendencia a “educar” en el yihad a través de las redes sociales está cada vez más en alza. Los reclutados son adoctrinados con un “reclutamiento express” y la inmediatez que permiten las redes sociales, además, pensamos nosotros también, abarata de modo importante el coste del adoctrinamiento en armamento o tácticas militares. Incluso en casos como los del joven marroquí de 26 años que reclutaba yihadistas en Palma de Mallorca[vi] empleaba el procedimiento de reclutamiento y adoctrinamiento a través de Internet a pesar de que podría haber tenido contacto directo con jóvenes, tanto por su edad como por ser árbitro federado de baloncesto regional.

     El secuestro y el tráfico de mujeres.- Una estrategia de reclutamiento empleada especialmente con las mujeres es el secuestro[vii]. El grupo terrorista nigeriano Boko Haram, que juró fidelidad a DAESH en marzo de 2014 y en abril logró secuestrar a más de 200 escolares en Chibok (Nigeria). Junto al secuestro, Boko Haram también “socorre”a las niñas que quedan huérfanas de atentados terroristas o acciones de guerra  o bien a la compra de niñas en el mercado de trata de personas. Cuanto más niñas, más fácil es inculcarles la doctrina salafista y yihadista. Las niñas abducidas de una u otra manera por DAESH sirven de esposas de los muyahidín, para procrear a nuevos “guerreros del Yihad”, pero también para cometer acciones suicidas.
     Aunque el Islam prohíbe utilizar a las mujeres para acciones suicidas, esto no detiene a los terroristas. Se ha probado estadísticamente que la lealtad de la mujer es mayor que la del hombre, aunque también se asegura desde algunas instancias policiales que esta fidelidad se debe a que, en realidad, los terroristas activan los cinturones bomba mediante radiocontrol.

       El reclutador
   En el proceso de reclutamiento de nuevos terroristas intervienen, generalmente, dos reclutadores. Uno de ellos se limita a realizar el rol de “ojeador”, sin darse a conocer, intentando descubrir en redes sociales o en las prisiones, en las mezquitas (generalmente confinadas a locales poco aptos para el culto, conocidas como “mezquitas garaje”) o en cualquier otro lugar, a posibles hermanos susceptibles de ser radicalizados. La tendencia ha ido cambiando y casi podríamos hablar de que existe, en este sentido, un nuevo paradigma, ya que se ha pasado de reclutar a islamistas a reclutar a aquellos que no lo son pero que podrían resultar convertidos a la fe islámica fácilmente.
     Gracias a la introducción de las redes sociales, además, ahora es posible que el ojeador se limite a actuar en internet, captando a las víctimas a través de la red de redes. El nuevo “modus operandi” de DAESH, desde hace algún tiempo, viene siendo, además, el “reclutamiento express”, que ahorra tiempo, trabajo y financiación a los terroristas. Se divide en tres fases[viii]:

-          Llamada de atención al simpatizante a través de las redes sociales, con mensajes amplios, de carácter general, para averiguar si son permeables a los mensajes del radicalismo islámico y el yihad.
-          Superada la primera fase, se les conduce a foros más privados, como el whatsapp y otros, incluso diseñados a veces por los propios yihadistas, donde el anonimato está más garantizado y el seguimiento ciber-policial es más complicado o improbable. En este caso los mensajes cambian y los captadores envían continuos e insistentes consignas, vídeos y propaganda a favor de la violencia terrorista. Esta fase es un lavado de cerebro auténtico, en el que los mensajes coercitivos presentan al terrorista como víctima y al occidental como verdugo. Calan, especialmente, entre jóvenes y mujeres.
-          La tercera fase ya es la del contacto personal. En el caso de las mujeres es imprescindible pues no pueden ingresar en Siria y el DAESH sin ir acompañadas de algún varón. En esta etapa, el reclutador se convierte en “amigo inseparable” del reclutado, consejero, maestro e iniciador.

     

Por supuesto, podríamos considerar también una cuarta y quinta fase: la de la asunción de los planteamientos terroristas por parte del reclutado y la del activismo, propiamente dicho. Hay ligeras diferencias entre el reclutamiento de hombres y mujeres en el yihad en cuanto a la forma de intervención del reclutador. Para empezar, las mujeres son indefectiblemente conducidas a Siria o Iraq, a territorios conquistados por el DAESH, para que concluya su instrucción, cosa ya no tan necesaria en varones, que pueden completar, como hemos dicho, su formación, íntegramente por Internet y al lado de su reclutador en occidente para integrarse en células locales o acabando como terroristas individuales (aunque muchos manifiestan el deseo de viajar a Siria o, en su defecto, recibir instrucción militar de cualquier otro ejército[ix]). Por otro lado, la reclutadora de mujeres sólo traba contacto personal con la víctima poco antes de la celebración del viaje a territorios del DAESH; en cambio, el contacto entre el reclutador y su víctima varón se produce mucho antes.
     En las cárceles, el papel del reclutador es fundamental. En prisión, el reclutador se puede mostrar abiertamente como musulmán y, precisamente, su religión y su cultura puede servir de atractivo para consolidar los grupos en torno a su figura. Consolidar y dar identidad al grupo será su primer paso, para luego pasar al adoctrinamiento radical y, finalmente, a la formación en destrezas para acometer acciones terroristas.
     Podemos decir, finalmente , que el reclutador emplea técnicas de persuasión coercitivas (lavado de cerebro) similares a las empleadas por las sectas: presentar una visión de la realidad yihadista edulcorada y épica, proporcionar atención y llenar las carencias afectivas y sociales del reclutado, aleccionarlo y “vacunarlo” contra otro pensamiento diferente, aislarlo de su entorno social hostil a las ideas yihadistas y, finalmente, adoctrinarlo y recluirlo ya en el medio ambiente terrorista (el viaje a Siria o Iraq), se parece demasiado, como para no subrayarlo, a las tácticas de los captadores de las sectas, que actúan en tres frentes: el ambiental , aislando al sujeto y controlando su información, el emocional, induciendo sentimientos positivos y favorables al mensaje y la forma de vida de la secta y el cognitivo, denigrando el pensamiento crítico, manipulando los mensajes, ofreciendo al líder como referente de autoridad y controlando “ritualmente” la forma de hablar, vestir o seleccionar la información[x].
     
Al reclutador, para lograr su propósito de adoctrinamiento, no le importará utilizar ejemplos sacados de películas de Hollywood, de videojuegos o de las aficiones del reclutado para “llevarle a su terreno”. Tampoco les importa desfigurar el mensaje auténtico del Corán o emplearlo a su favor con interpretaciones “ad hoc” de determinados pasajes. Lo importante es el objetivo final.

       La víctima (el reclutado)
     El reclutado por el Yihad es, en realidad, una víctima. Los reclutadores del yihad no dudan en aprovecharse de su situación personal de vulnerabilidad para captarle y en el proceso le separa de sus amigos y familiares. Además, como hemos dicho, no les importa mentir.
     El perfil de loscaptados por el Yihad ha cambiado (o se ha ampliado, porque no dejan de nutrirse, también, de los semilleros tradicionales) en los últimos tiempos. Antes, los reclutadores buscaban a sus víctimas entre los musulmanes que frecuentaban las mezquitas y, como hemos dicho, en las cárceles. Sin embargo, el salto a las redes sociales ha provocado también un cambio de target. Así, aunque algunos investigadores insisten en afirmar que no existe un perfil de víctima susceptible de ser reclutado, se refieren más bien a un perfil social, dado que se dan casos de todas las escalas sociales, pero sí existe un perfil psicológico e, incluso, de edad.
    Para empezar, constatamos ese cambio de objetivo: un estudio de la policía de NuevaYork sobre los involucrados en cinco de las principales operaciones yihadistas en Occidente después del 11-S[xi] (Madrid 2004, Londres 2005, el grupo Hofstadt en Holanda y los ataques frustrados de Australia 2005 y Toronto 2006), constatan que una de las características más repetidas entre los jóvenes yihadistas de Occidente es que son la segunda generación residente en el país donde se producen los atentados. Es decir: ellos están nacionalizados, aunque sus padres o abuelos son emigrantes. Más aún, se trata de una generación ”no integrada”. Además, los padres de los que se radicalizaron no eran muy religiosos. Éste es otro punto en común que se ha detectado en los últimos episodios conocidos de yihadistas reclutados: se trata, pues, de jóvenes, mayoritariamente varones (aunque las mujeres comienzan a aumentar en número), entre 18 y 35 años, que son occidentalizados y proceden de familias poco religiosas, poco conocedoras del Islam. Por tanto, ya no se busca al musulmán devoto para radicalizarlo. Ahora es más bien otro perfil el que se persigue: un perfil ya radicalizado, agresivo, violento o resentido con la sociedad, al que islamizar y radicalizar convenientemente, como se ha demostrado que hacía Khalid Zerkani, conocido como “Papá Noel”, reclutador de los terroristas de Molenbeek[xii].
     Así pues, es más valioso (y parece más fácil, dado la celeridad de algunos procesos de radicalización que apenas duran tres meses), buscar una personalidad ya agresiva, o con una crisis de identidad y radicalizarla que inculcar el resentimiento hacia Occidente hasta el punto de querer inmolarse en un radical.
     
La periodista Anna Teixidor, en su libro Combatents en nom d’Al.là[xiii], afirma que es, precisamente, ese sentimiento de estar “fuera de sitio”, ese conflicto con su propia identidad de occidental, el que les hace caer en las redes del Yihad. Para Teixidor, los jóvenes no terminan de sentirse de aquí (probablemente colabora a esa carencia la xenofobia, falta de aceptación o el temor de quienes les rodean en su barrio o vecindario), ni acaban de sentirse del país de sus padres y abuelos. El único punto donde amarrar su identidad es la Umma, la comunidad musulmana.
      A pesar de que la policía ha detenido a 121 personas relacionadas con el yihadismo en Espaa desde enero de 2015 hasta hoy[xiv], bastantes de ellos reclutadores, hasta principios de 2015 sólo habían partido hacia Siria o Iraq unos 70 españoles. Así, la nacionalidad del radicalizado suele ser francesa (9.000), inglesa (500), alemana o belga.
     Socialmente, el Yihad busca a jóvenes con estudios medios o, preferiblemente, superiores, ya que esos conocimientos (más aún si han terminado la carrera universitaria), sirven luego a intereses del DAESH (informáticos, médicos, ingenieros…). Suelen ser jóvenes que viven, como se ha dicho, entre dos culturas, muchas veces rechazados o estigmatizados por su color de piel, su origen o religión. Son jóvenes, sin embargo, sensibles al problema que atraviesa Oriente Medio o que ven a occidente como un “falso amigo”, cuando no un enemigo de los países musulmanes. Esto es así incluso cuando su nivel de adoctrinamiento en el Islam no es demasiado intenso, algo que prefieren los yihadistas, como también se ha visto.
      En cuanto al nivel social, no importa demasiado, pero sería un error pensar que el yihadista busca entre los más desfavorecidos. Al contrario, la mayoría provienen de las clases medias. Estos jóvenes sufren más su drama identitario porque sus padres sí están integrados y sienten que no es comprenden per, además, son quienes pueden acceder a un cierto nivel de estudios y tener en casa un ordenador personal con acceso a internet. A pesar de esta procedencia, la crisis europea ha provocado que el trabajo no sea de sencillo acceso a estos jóvenes, que se ven ya con la mayoría de edad pero en el paro y sin muchas oportunidades de variar esa condición.
     En cuanto al perfil del presidiario, suelen ser hombres de mediana edad, marginados en el ambiente penitenciario, desorientados, que alimentan en ellos la rabia y la frustración y poseen personalidades violentas o muestran conductas antisociales. Normalmente poseen en sus antecedentes delitos contra la salud pública, robo con violencia, estafa, falsedad documental, etc. Delitos, en definitiva, que conllevan unas penas cortas de prisión por lo que pueden fácilmente obtener pronto el tercer grado. En cuanto a su nacionalidad, es principalmente argelina o marroquí[xv].
     
Hemos de referirnos, también, a la captación de mujeres: DAESH las admite entre sus filas. Aparte de las niñas, sin perfil definido, objetivo deseado por Boko Haram, DAESH necesita jóvenes entre 18 y 25 años para varias funciones, incluidas las de combate, ya que existen dos grupos terroristas formados exclusivamente por mujeres en el seno de DAESH: Um-al-Rayan y Al-Jansa. Además, existen brigadas de vigilancia que se encargan de garantizar que las adeptas al yihad observen de forma completa la sharía, mientras que otras cumplen con funciones de atención médica, administrativas y, también, sencillamente procreadoras.
     El perfil de la mujer que se une a DAESH o al yihad en cualquiera de sus grupos, es variable. Principalmente son jóvenes (cada vez de menor edad[xvi]) que sienten el mismo problema de identidad e integración que los varones, con una empatía especial por las víctimas del mundo musulmán, con una visión idealizada y romántica de la vida (por lo que son fácilmente captables a través de las redes mediante un “romance virtual”, siempre fingido por parte del yihad) y que son de ambientes sociales de clase media, por lo que tienen acceso a internet, moviéndose en las redes sociales. Además, algunas pueden ser captadas porque su novio o pareja ya pertenezca al yihad o haya sido captado previamente.

        El reclutamiento y el Código Penal
      Se han realizado 27 modificaciones al Código Penal español desde el inicio de su aplicación en 1996. En la última de ellas (LO 1/2015) la reforma ha afectado a más de 300 artículos. Además, el 30 de marzo de 2015 el BOE publica la Ley Orgánica 2/2015, que reforma los artículos 571 a 580 del Código Penal en su totalidad. Se trata de los relativos a los delitos de terrorismo.
     En la Exposición de Motivos, la Ley 2/2015 menciona como antecedente necesario de la nueva regulación sobre este tipo de delitos la Resolución 2178, del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada bajo el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas que tiene por objetivo reforzar la lucha contra el terrorismo por parte de la Comunidad Internacional. Este documento amplia las previsiones de Resoluciones precedentes como la 1373, por la que se creó el Comité Contra el Terrorismo (CTC) de Naciones Unidas,  y la 1267, por la que se establecieron medidas contra la organización terrorista Al Qaeda. Su objetivo principal es exhortar a los Estado Miembros a adoptar todas las medidas legales necesarias para impedir la circulación de terroristas o de grupos terroristas, mediante todo tipo de controles fronterizos, de documentos de identidad, para evitar la falsificación, la alteración ilegal, la evaluación de riesgos o el control de pasajeros, entre otros.
       Además, la Resolución 1267 demanda agilizar el intercambio de información operativa que pueda, así, prevenir la radicalización y reclutamiento de combatientes terroristas extranjeros; la financiación del terrorismo y el adiestramiento en técnicas de terrorismo.
     Esta Resolución, atenta a los nuevos fenómenos de reclutamiento y de adoctrinamiento y entrenamiento en Siria y otros lugares para devolver, luego, retornados dispuestos a combatir por el Yihad en sus naciones de origen, exige, en su apartado 6, a los Estados miembros a crear los instrumentos legislativos necesarios para:

-          Enjuiciar y sancionar a los nacionales que se desplacen con el propósito de cometer, planificar o preparar actos terroristas o participar en ellos, o proporcionar o recibir adiestramiento con fines terroristas.
-          Enjuiciar y sancionar a los que provea o recauden fondos, o coadyuven de alguna forma, para financiar viajes y desplazamientos a otros países para cometer actos terroristas o proporcionar o recibir adiestramiento.

     Sobre esta base, la última reforma ha redactado completamente todo el Capítulo VII del Código Penal, que trata sobre las organizaciones y grupos terroristas y los delitos de los terroristas.
     La regulación penal de los delitos de terrorismo se contiene en los artículos 571 al 580 del Código Penal, afectando la nueva redacción a la totalidad de los artículos.
      Las principales novedades son las siguientes:

1)    Se amplía el catálogo de las “finalidades” terroristas, comprendiendo como tales no sólo subvertir el orden constitucional, sino además suprimir o desestabilizar el funcionamiento de instituciones políticas  o estructuras económicas o sociales del Estado; obligar a los poderes públicos a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo; desestabilidad el funcionamiento de una organización internacional o provocar estado de terror en población.
2)    Se introduce expresamente la configuración de los delitos informáticos como delitos de terrorismo cuando se cometan con las finalidades terroristas descritas anteriormente.
3)    Se tipifica el delito de desórdenes públicos, el delito de sedición y el de rebelión como delitos de terrorismo si se cometen por organización o grupo terrorista o por persona o personas que los cometan individualmente pero amparados por organización o grupo terrorista.
4)    Se prevé como delito de terrorismo el adoctrinamiento o adiestramiento en técnicas militares, de combate, de preparación o de desarrollo de armas, explosivos, armas químicas o biológicas, o sustancias inflamables, incendiarias, explosivas, etc. Esta conducta se castiga bien al recibir adiestramiento de terceros o bien “capacitándose” a si mismo, es decir, el autodidacta.
5)    Se tipifica como delito el que, con esta finalidad de adiestrarse, tenga en su poder documentos, archivos, o acceda de forma habitual a servicios de comunicación vía internet o electrónica cuyos contenidos sean idóneos para incitar a la incorporación a organizaciones o grupos terroristas o a colaborar con cualquiera de ellos.
6)    Se tipifica como delito de terrorismo el desplazamiento o establecimiento a un territorio extranjero controlado por un grupo u organización terrorista para recibir adiestramiento o para colaborar con ellos
7)    En cuanto al delito de colaboración, se amplía el catálogo de conductas sancionadas. Además será colaboración la ayuda tanto a una organización o grupo terrorista como a grupos o a individuos cuyas acciones tengan finalidad terrorista.
8)    En relación a los delitos de enaltecimiento o actos de humillación, descrédito o menosprecio a las víctimas del terrorismo, cabe la adopción judicial de medidas cautelares en el caso de que dichos delitos se cometan mediante servicios o contenidos accesible a través de internet o de servicios de comunicaciones electrónicas. Se podrá ordenar la retirada de los contenidos, la supresión de los enlaces y la prohibición de acceso a dichos contenidos ilícitos.

     En lo que se refiere a los reclutadores que adoctrinan a los nuevos miembros de los grupos terroristas radicales islámicos, el Código Penal habla de ellos en el artículo 577, cuyo texto íntegro es el siguiente:

     
Artículo 577
   1. Será castigado con las penas de prisión de cinco a diez años y multa de dieciocho a veinticuatro meses el que lleve a cabo, recabe o facilite cualquier acto de colaboración con las actividades o las finalidades de una organización, grupo o elemento terrorista, o para cometer cualquiera de los delitos comprendidos en este Capítulo.
En particular son actos de colaboración la información o vigilancia de personas, bienes o instalaciones, la construcción, acondicionamiento, cesión o utilización de alojamientos o depósitos, la ocultación, acogimiento o traslado de personas, la organización de prácticas de entrenamiento o la asistencia a ellas, la prestación de servicios tecnológicos, y cualquier otra forma equivalente de cooperación o ayuda a las actividades de las organizaciones o grupos terroristas, grupos o personas a que se refiere el párrafo anterior.
Cuando la información o vigilancia de personas mencionada en el párrafo anterior ponga en peligro la vida, la integridad física, la libertad o el patrimonio de las mismas se impondrá la pena prevista en este apartado en su mitad superior. Si se produjera la lesión de cualquiera de estos bienes jurídicos se castigará el hecho como coautoría o complicidad, según los casos.
   2. Las penas previstas en el apartado anterior se impondrán a quienes lleven a cabo cualquier actividad de captación, adoctrinamiento o adiestramiento, que esté dirigida o que, por su contenido, resulte idónea para incitar a incorporarse a una organización o grupo terrorista, o para cometer cualquiera de los delitos comprendidos en este Capítulo.
Asimismo se impondrán estas penas a los que faciliten adiestramiento o instrucción sobre la fabricación o uso de explosivos, armas de fuego u otras armas o sustancias nocivas o peligrosas, o sobre métodos o técnicas especialmente adecuados para la comisión de alguno de los delitos del artículo 573, con la intención o conocimiento de que van a ser utilizados para ello.
Las penas se impondrán en su mitad superior, pudiéndose llegar a la superior en grado, cuando los actos previstos en este apartado se hubieran dirigido a menores de edad o personas con discapacidad necesitadas de especial protección o a mujeres víctimas de trata con el fin de convertirlas en cónyuges, compañeras o esclavas sexuales de los autores del delito, sin perjuicio de imponer las que además procedan por los delitos contra la libertad sexual cometidos.
   3. Si la colaboración con las actividades o las finalidades de una organización o grupo terrorista, o en la comisión de cualquiera de los delitos comprendidos en este Capítulo, se hubiera producido por imprudencia grave se impondrá la pena de prisión de seis a dieciocho meses y multa de seis a doce meses.

     Como vemos, en el punto número 2 se alude, explícitamente al reclutador, que es el encargado de captar y adoctrinar al futuro yihadista, reservando una pena de cinco a diez años y multa de dieciocho a veinticuatro meses, como se menciona en el punto 1.

     
CONCLUSONES: EVITAR EL RECLUTAMIENTO TERRORISTA
    Con todo lo dicho anteriormente, podemos concluir que la amenaza terrorista se adapta a los nuevos tiempos y cambia de forma rápida su “modus operandi” de reclutamiento y el perfil de aquellos a los que capta. Se ha pasado, como dijimos, de captar a personas que profesaban la fe islámica parra radicalizarlos, a captar a personas radicalizadas para islamizarlos. El terror yihadista pregona (y manipula, pero esto no puede ser materia de este trabajo, debido a su extensión), el mensaje más purista del Islam y rechaza las formas occidentales de la modernidad, al mismo tiempo que se aprovecha de su desarrollo tecnológico. Ante esta realidad, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado deben prevenirse y tratar de adelantarse a las consecuencias de los atentados, conocer bien el proceso de formación de esta Hidra yihadista y atajar sus caminos antes de que se completen. Para ello, se necesita actuar desde diversos frentes.
    Hemos reunido aquí, a modo de conclusión final, los diferentes puntos que los especialistas citan como necesarios para combatir el yihadismo aplicados a la problemática que hemos trabajado en este artículo: el reclutamiento de nuevos muyahidín. Estas son algunas de las fórmulas más importantes:

-          Redactar y aprobar leyes que permitan intervenir a los medios policiales contra el yihadismo de manera preventiva. Actuar, por ejemplo, contra el que se encuentra en mitad de un proceso de adoctrinamiento o el que pretenda viajar a un país islámico para recibir formación militar.
-          Establecer protocolos de detección de posibles reclutados, informando a sectores que puedan cooperar de manera activa (servicios sociales, profesores, asociaciones…) sobre el cambio de costumbres que se producen en los jóvenes víctimas de los reclutadores.
-          Mejorar la formación de funcionarios de prisiones y de centros de menores en relación a la cultura musulmana y la lengua árabe.
-          Disponer de mayores recursos para la formación y el trabajo de ciber-agentes que detecten los movimientos de los terroristas en internet y puedan combatir sus efectos (mediante el uso a su favor de esa detección o el cierre de las mismas.)
-          Solicitar la colaboración internacional para establecer leyes, normativas y protocolos comunes, mejorar la cooperación y la comunicación entre instituciones y Cuerpos de Seguridad y poder presionar a los países que colaboran con los terroristas o son permisivos con sus actividades.
-          Concienciar a la población de las diferencias entre Islam y terrorismo integrista, para evitar el avance de la xenofobia y el racismo. Tales actitudes únicamente consiguen dar alas a los terroristas, que utilizan ese racismo para justificarse como víctimas y presentar a la sociedad occidental como verdugo.
-          Generar políticas de integración completa de los musulmanes (sea cual sea su etnia) en las poblaciones occidentales y buscar la cooperación de la comunidad islámica para que transmitan un mensaje de prevención contra el que intenta sembrar el yihadismo. Si no convertimos al musulmán y al mundo islámico en general en un rival, en “el otro” o el enemigo, sino en el amigo y colaborador, se desintegran los argumentos victimistas de los terroristas y se dificultará mucho más la efectividad de su misión adoctrinadora.
-          Establecer políticas de apoyo a los adolescentes con carencias sociales, de integración o afectivas, para que no sean carne de cañón de los reclutadores terroristas.






NOTAS

[i] Aunque el Diccionario de la RAE recoge el término como femenino, en su idioma original “Yihad” es un término masculino, por lo que respetamos esta denominación y anteponemos el artículo masculino “el” para referirnos a lo que en medios periodísticos al uso y algunos trabajos académicos, suele llamársele “la Yihad”.
[ii] Una mejor transcripción sería Al-Qur’am
[iii] Vid. La entrevista de Óscar Gutiérrez a Abdelhak El Kayam para EL PAÍS, martes 10 de mayo de 2016
[iv] GARRIGA GUITART, David: Yihad ¿Qué es?, Barcelona, Comanegra, 2016 (2ª ed.) [1ª ed. De 2015]
[v] Cfr. el artículo de GONZÁLEZ, Germán: “Previenen el yihadismo en los centros juveniles”, en el diario EL MUNDO, martes 26 de abril de 2016, pág. 20
[vi] Cfr. JURADO, Laura: “El árbitro de baloncesto que captaba para el IS”, diario El Mundo, miércoles 20 de abril de 2016. Pag.17
[vii] García-Calvo, Carola: “Distintas estrategias, misma instrumentalización”, en blog.rielcano.org, el blog del Real Instituto Elcano, 21-10-2015.
[viii] MARTÍN DE POZUELO, Eduardo, BORDÁS, Jordi y YITZHAK, Eduard: Objetivo: Califato Universal. Claves para comprender el yihadismo. Barcelona, La Vanguardia ediciones, 2015.
[ix] Vid “El yihadista detenido en Palma quería unirse al ejército para preparar un gran atentado”, diario Información de Alicante, 03-05-2016
[x] Sobre estas tácticas vid. RODRÍGUEZ-CARBALLEIRA, Álvaro y ALMENDROS RODRÍGUEZ, Carmen: “Análisis de las sectas coercitivas y de su principal problemática jurídica” en SORIA VERDE, Miguel Ángel y SÁIZ ROCA, Dolores: Psicología Criminal. Pearsons Educación, Madrid, 2005.
[xi] HOLA CHAMY, Constanza: “¿Cómo llega un joven occidental a convertirse en yihadista?” BBC Mundo, 23-Agosto-2014.
[xii] SUANZES, Pablo R.:”El terrorífico ‘Papá Noel’ de Molenbeek”, diario El Mundo, 24-abril-2016, pág. 8
[xiii] http://www.publico.es/culturas/jovenes-espanoles-han-unido-al.html
[xiv] Fuente: diario El Mundo del 20 de abril de 2016
[xv] Nos basamos, principalmente, en la obra de GARRIGA GUITART, David. Op. cit.
[xvi] Según el Instituto para el Diálogo Estratégico (ISD), las mujeres reclutadas en Europa por DAESH son, principalmente, británicas, entre 14 y 26 años, aunque se registra algún caso hasta de 45 años. El mayor número de casos se da entre chicas de 15 años. Según la investigadora Erin Saltman, son de un rango variado de educación, profesiones y antecedentes familiares (Cfr: http://bit.ly/1sp3IWA )

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