Ars Moriendi 3: El caso Marlowe. Un misterio dentro de un misterio

El tercer capítulo de esta serie por entregas nos lleva al mundo del siglo XVI inglés y a un personaje del que se tiene pocas certezas. Hay quien lo ha confundido con el mismísimo Shakespeare y hay quien lo considera, sólo, un escritor de poca monta. Lo que sí sabemos es que Christopher Marlowe es uno de esos nombres que la mitología ha dado en rescatar de la muerte haciéndolos imperecederos. Como Elvis, como Hitler, hay quien sospecha que no murió cuando nos dicen que murió y que siguió vivo, quién sabe cuánto tiempo, después de su muerte.

 


Por Pedro Antonio Sillero Olmedo.- Si tuviéramos que buscar un paralelismo a la figura de Christopher Marlowe en el mundo de la literatura, probablemente sólo Lord Byron merecería  una comparación justa. Ambos  vivieron intensamente,  murieron jóvenes, pasaron por la Universidad a su manera pero con brillantez, se saltaron todas las convenciones de su época, fueron pendencieros, arrogantes, hedonistas, amorales; nunca  rehuyeron, cuando fue preciso, el enfrentamiento con su adversarios,  y todavía tuvieron tiempo de legar a la posteridad una obra escrita imperecedera, además de una abrumadora influencia (y fascinación) en sus coetáneos. Puede que incluso compartieran cojera (aunque en el  caso de Marlowe, no es totalmente seguro). Pero en cuanto a su muerte, Marlowe es imbatible.

A su lado, el final de Byron aparece algo soso y decepcionante. Cierto que acudió a Grecia a luchar por la libertad. Pero, para su desgracia, no consiguió disparar un solo disparo: pocos días después de desembarcar, moría de fiebres tifoideas.

 

La de Marlowe, en cambio, es puro teatro con un final abierto.

 

Christopher Marlowe nació en Canterbury en 1564, el mismo año que Shakespeare, y pronto comenzó a construir su leyenda. En su biografía todo son rumores, sospechas, sobreentendidos, conjeturas; no hay nada seguro, ni siquiera fiable, pero si hacemos caso a los indicios que manejan los historiadores, Marlowe habría tenido la insolencia de convertirse al catolicismo durante su época universitaria, en plena persecución isabelina, lo que, supuestamente, le costó el título de licenciado en Cambridge que se negó a entregarle la Universidad, pero que finalmente obtuvo por intercesión nada menos que  de la reina debido a que habría desempeñado labores de espionaje a su servicio, lo que a su vez lleva a sospechar que la supuesta conversión al catolicismo pudo ser una treta para introducirse en los ambiente católicos que luego habría denunciado.

Pero no hay ninguna certeza.

Posteriormente se incorporó a la compañía de teatro del conde de Nottingham, donde estrenó la mayoría de sus obras.

Como si algo tiene la biografía de Marlowe es una extraña coherencia en el caos, durante dicho período pasó una temporada en  la cárcel  por su supuesta implicación, nunca aclarada del todo, en un caso de homicidio. Además, se integró en la llamada Escuela de la Noche, especie de sociedad secreta formada por un grupo de librepensadores que agrupaba a filósofos, aristócratas, matemáticos, y hasta a algún alquimista. Lo cual ayudó a la acusación de ateísmo (años después la sociedad recibió el sobrenombre de Escuela de Ateísmo) a la que se enfrentó años después y que algunos vinculan con la causa de su muerte, como veremos.

Cabe añadir que su carácter pendenciero, además de su no aclarada participación en el homicidio que le costó 15 días de cárcel, le habría provocado una cojera como secuela de otra reyerta…, pero tampoco esto es seguro.

Entre medias, Marlowe tuvo tiempo de estrenar un puñado de dramas con enorme éxito: Tamerlán el Grande, Doctor Fausto, El Judío de Malta, etc.

Son obras  escritas usando verso libre en las que no escatima escenas truculentas ni invectivas provocadoras (en no pocas ocasiones contra la religión, ya fuera la cristiana, la musulmana o la judía, según la obra) y que no sólo le dieron fama, sino que ejercieron una clara influencia en autores posteriores, como Ben Jonson, John Fletcher y Shakespeare…., suponiendo que las obras de Shakespeare sean de Shakespeare y no del propio Marlowe.

El atrevimiento de Marlowe en sus obras llegó al extremo de desafiar a la censura, planteando abiertamente en una de ellas, Eduardo II, la homosexualidad de su protagonista. Lo cual nos lleva a la enésima acusación que recibió todavía en vida: la de homosexual, acusación no menor en su época.

¿Lo era?

Probablemente sí. Pero tampoco hay constancia fiable de amantes, sólo hipótesis, como de costumbre.

La única certeza que tenemos es la de su talento como dramaturgo. Más allá de eso, todo se pierde en la sombra de la duda.- Incluso su muerte.

Sobre todo su muerte.

 

Marlowe muere, supuestamente (su biografía es un “supuestamente” continuo) el 30 de Mayo de 1593.

Los datos oficiales son los siguientes:

Marlowe se encuentra esa mañana en la posada de Deptford en compañía de varios hombres, todos ellos relacionados con el mundo del espionaje y, tal vez, del hampa, uno de los cuales era un tal Ingram Frizer. Allí permanecieron todo el día, sin saberse qué hicieron ni si algo tramaban. Por la noche se originó una discusión sobre la cuenta de la cena que fue subiendo de tono, tal vez por el alcohol (que Marlowe nunca escatimaba, según su leyenda), convirtiéndose en una auténtica reyerta hasta que en un momento dado, Marlowe le  arrebató a Frizer la daga que éste esgrimía e intentó agredirle, pero Frizer se defendió y acabó clavándosela en el ojo a Marlowe, causándole la muerte instantánea.- Marlowe tenía sólo 29 años.

Un final digno de sus dramas.

 


Pero en seguida surgieron las dudas:

¿Qué hicieron durante todo el día cuatro hombres relacionados directa o indirectamente con actividades secretas reunidos de la mañana a la noche en la posada?

¿Qué relevancia tuvo en los hechos el que Ingram Frizer, autor material de la muerte, trabajara directamente para Thomas Walsingham, primo del Secretario de Estado y responsable de los servicios de espionaje de la Reina?

¿De verdad una discusión sobre el pago de una cena pudo acabar en el homicidio?

¿Por qué Frizer fue rápidamente indultado por la Reina?

¿Por qué el cuerpo de Marlowe acabó en una tumba anónima?

 

Todos estos interrogantes han dado origen a distintas teorías, la más popular de ellas es la llamada Teoría Marlowe, la cual, en sí misma, parece un relato dramático de intriga:

Según sus partidarios (que no son pocos), todo fue un montaje para salvar a Marlowe, que en realidad habría escapado al extranjero donde siguió escribiendo y remitiendo su obra a Thomas Walsingham quien a su vez habría buscado a un hombre de paja para que se prestara a firmar las obras garantizando el secreto de su autoría real a cambio de dinero. Ese hombre habría sido William Shakespeare.

La clave de todo estaría en  Thomas Walsingham,  hombre de la Corte y cronista, además de primo del Secretario de Estado (Francis Walsingham) como hemos dicho. Pero Thomas era además y sobre todo mecenas del mundo de la cultura y protector de Marlowe.

Tres días antes de la reyerta, se presentó al Consejo de la reina un informe contra Marlowe acusándolo de los cargos de blasfemia, ateísmo, delincuencia y homosexualidad. Cargos graves en aquella época  que justificaban una orden de arresto.

Dicha información (y efectivamente el cargo existió, es una de las pocas certezas que tenemos sobre su muerte) habría llegado a Thomas Walsingham que comprendió la gravedad de los hechos no sólo por las consecuencias  directas para su protegido sino porque, de ser interrogado bajo tortura (como era habitual), podría revelar información comprometedora para personajes importantes de la corte, quizás (volvemos a la especulación) incluso para el propio Thomas. Recordemos el posible pasado de espía de Marlowe y sus conexiones con el catolicismo, perseguido entonces en Inglaterra, así como su relación con círculos librepensadores.

Así pues, se acordó salvar a Marlowe y al mismo tiempo hacerlo desparecer, para lo cual se organizó una especie de farsa en la posada de Deptford elegida por estar a la orilla del  Támesis y con concurrencia de barcos en los que huir, enterrándose en su lugar, en la tumba anónima, el cadáver de alguien de constitución similar a la de nuestro personaje.

Suena excesivamente teatral, novelesco, pero todo en Marlowe es así, de manera que, ¿por qué no?.

 

Isabel I

No obstante, no es la única teoría alternativa que se maneja. Otra que sigue gozando de predicamento postula que Marlowe fue asesinado por orden de la propia Reina Isabel, que lo habría ordenado quizás por disponer de información que iba más allá de los cargos antes citados. Tal vez traición o  conspiración contra la Corona, quizás derivada con una cercanía no fingida con los círculos “criptocatólicos” de Inglaterra.- Esto explicaría, dicen, el rápido indulto del autor del crimen, al que se le habría garantizado inmunidad.

 

La teoría del asesinato ordenado tiene otra variante según la cual la orden habría provenido de ciertos miembros del Consejo Real, asustados porque Marlowe, en caso de ser detenido,  pudiera revelar su ateísmo,  revelación que investigadores como M.J. Trow sostienen que ya aparecía de una forma velada y entrelíneas en su obra de teatro Eduardo II, en la que el sr Trow llega incluso a detectar la identidad de los aludidos.

 

Y, en fin, no falta quien sostiene que fue el propio Marlowe el que le vio las orejas al lobo y organizó su propia desaparición.

 

¿Sabremos alguna vez la verdad?

 

Estoy convencido de que no. Pero quizás sea mejor así. El enigma sobre su final es plenamente coherente con el enigma que fue toda su vida, y a buen seguro que Marlowe estaría encantando de que siga siendo así.

 

 

 

 

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